EL PAÍS QUE VIVIMOS
Sobre la democracia soy yo
“Ha desaparecido el perfil del servidor público”
La democracia se fundamenta en el voto mayoritario, base para la constitución de los gobiernos y en Colombia los electores otorgaron respaldo a la reelección del presidente Juan Manuel Santos, han determinado quienes son los gobernadores, alcaldes, senadores, representantes, diputados, concejales y ediles.
En un proceso de debilitamiento institucional, la toma de decisiones se individualiza, se anuncian o adoptan contradictorias medidas. Así no se diga expresamente, estamos inmersos en la época de la Democracia Soy Yo, en cada uno y todos los temas, en la cuestionada venta de Isagen, en el enredo del mar, en el proceso de paz, en materia de impuestos, en la actitud de los sabios integrantes de la comisión que recomienda gravar todo para tapar el enorme hueco fiscal, lo cual ha trascendido por infidencia.
El requisito del voto se cumplió, de ahí en adelante pueden los comentaristas opinar en los medios, los sindicalistas demandar el decreto de salario mínimo, el procurador dictar resoluciones sancionatorias que quedan en el limbo, el fiscal determinar su extraño régimen de contratación, el contralor bramar, los trinos crecer, pero impera el principio de que el Estado Soy Yo, frase atribuida al rey Luis XIV de Francia, desde ángulo distinto. Ha desaparecido el perfil del servidor público, los ciudadanos quedamos sometidos a la interpretación circunstancial de la ley.
Lo anterior preocupa. Que piensen en ello el gobierno y la oposición, a tiempo de redefinir su trabajo, no para profundizar las fisuras del Estado de Derecho, sino en el empeño de defender a la Nación. En Bogotá, el ejemplo de la Democracia Soy Yo, lo dio de manera extrema, el anterior alcalde. Dicho esquema, en beneficio personalista, favorece la corrupción. Es hora de desvirtuar lo dicho por Bernard Show, de que “la democracia sustituye el nombramiento hecho por una minoría corrompida, por la elección merced a una mayoría incompetente.”
Las protestas de los últimos días, el malestar popular, existen en medio del tumbo en tumbo, chocan con la posición de quienes, -cada uno por separado y bastantes en grupo-, sienten que la democracia son ellos, anunciando contradictoriamente, por su cuenta y riesgo modificaciones estructurales, cargas tributarias, ventas de entidades públicas, tarifas de servicios, proyectos no analizados, sin importar inclusive lo que piensa el jefe del Estado. La política grande debe buscarse, la participación ciudadana consolidarse. Ni gobierno ni oposición se encuentran en el sitio que corresponde. Cuando los nombrados y elegidos hablan con desenfreno, afanados por aprovechar segundos de radio o televisión, en forma compulsiva, que no se amparen en la falsa premisa de la Democracia Soy Yo.