Jaime Pinzón López | El Nuevo Siglo
Miércoles, 24 de Junio de 2015

SITUACIÓN DIFÍCIL

La paz en túnel bloqueado

SI  alguien quiere salir de un túnel no puede bloquearlo porque jamás verá la luz. La frase de “todo tiempo pasado fue mejor” no indica  que antes  sucedieran menos cosas malas sino que la gente quiere  deshacerse de ellas.

Los diálogos de paz en La Habana -ronda 38- son indicados, pero si el camino es oscuro, resultan vanos. Solamente con la suscripción de un acuerdo pasaremos a otra etapa. El posconflicto constituiría el comienzo para afianzar la vida comunitaria a la búsqueda de una sociedad más justa, con respeto por los derechos humanos, transformando la energía negativa en positiva.

Quienes conversan en Cuba deben tener en cuenta que hay millones de personas a la espera del acuerdo, pero este será imposible con apego a los capítulos de horror  inscritos en la historia. En lugar del anuncio de que se han tendido puentes, precisado consensos, pactado el desarme, percibimos un sórdido sonido de violencia. Reconocemos la  labor  del jefe de la delegación de negociadores del gobierno, Humberto de la Calle, de su equipo y valoramos ciertas expresiones de los voceros de las Farc, pero la situación se ha vuelto más difícil desde la fecha  en que la guerrilla optó por levantar el cese el fuego unilateral, roto, por cierto, antes de la declaración formal al respecto, con el ataque al improvisado campamento militar de Buenos Aires, Cauca. 

Los diálogos así no bastan, las oraciones del Papa por el presidente Juan Manuel Santos, al igual que las manifestaciones de la comunidad internacional para que se supere el conflicto armado circunscrito a nuestras fronteras ayudan, pero si no hay voluntad se prolongará el estado de pobreza, inequidad y  corrupción. ¿Existe ella? El sistema democrático actual es insuficiente y los gobernantes se estrellan con la realidad. Sin paz el equilibrio de las ramas del poder público es utopía, como la renovación de la clase dirigente. Sin paz la impunidad prevalecerá, la reinserción estará lejana y el programa de reparación a las víctimas de la violencia quedará en el aire, la verdad en entredicho y los desplazados continuarán deambulando en las ciudades. Podemos aprobar leyes de reforma judicial, agraria, urbana, financiera, de lo que queramos, incompletas. La guerrilla perseverará en un proyecto inviable y cruento, las Fuerzas Armadas en cumplir sus obligaciones constitucionales. La patria que anhelamos no fructificará. Un manto de zozobra seguirá cubriendo el minado  verde suelo de Colombia, con afectación del medio ambiente. Ese camino lo conocemos y no lleva a ninguna parte. Sin duda el proceso de paz atraviesa un mal momento, está dentro del túnel bloqueado. Todos los días recibimos nuevas y tristes noticias en lugar de aquellas que la Nación demanda.