INVESTIGACIÓN
Abusos de los cascos azules
Aun cuando solamente se conocen apartes de la investigación efectuada por la oficina de supervisión interna de la Organización de Naciones Unidas y no el informe completo, este dará mucho de qué hablar. Confirma la comisión de abusos sexuales por parte de miembros de la fuerza de seguridad de la Organización de Naciones, creada para garantizar la defensa de los derechos humanos y la paz en regiones del mundo, como garantía de acuerdos o por solicitud de gobiernos interesados en su presencia para erradicar la violencia. Este cuerpo humanitario actúa por mandato directo del Consejo de Seguridad, cuenta con 125.000 efectivos y es fuerza multinacional.
La primera misión se realizó en los Balcanes, en Grecia, entre 1947 y 1952, su cuartel estaba en Salónica. Después ha actuado en muchos sitios. Los del uniforme azul están encargados del cumplimiento de alto el fuego, desarmar e inmovilizar a combatientes, proteger a la población civil, realizar el mantenimiento de la ley y el orden, entrenar cuerpos de policía, velar por la seguridad, apoyar la solución de conflictos entre Estados y sectores en conflicto.
En Haití -hubo una situación similar en el 2007-, muchos integrantes de los cascos azules aprovechan la pobreza para obtener favores sexuales a cambio de perfumes, joyas, cosméticos, celulares, vestidos, alimentos, dinero, mercancías, entregados a mujeres entre los diez y ocho y treinta años, al igual que a jóvenes y niños, quienes ingresan en el círculo impropio de elementos de la guardia que representa a la mayoría de los Estados del planeta. Se detecta el problema en Sudán, la República del Congo y Liberia, especialmente, dentro de las diez y seis misiones actuales. Sobre el asunto denominado “sexo transaccional al amparo de la inmunidad diplomática”, el documento incluye datos y denuncias. Se hará público en unos días.
El ejército convencional para la paz se constituyó con razón. No se puede generalizar la situación ni dejar de rendir homenaje a valientes soldados que han ofrendado sus vidas por ideales, pero tampoco disculpar las denuncias de violaciones al código de ética de la ONU, que merecen sanción. Servicios importantes deben reconocerse, pero hay necesidad de reordenar la fuerza multinacional, de impedir el contacto con delincuentes, el intercambio de centenares de favores prohibidos particularmente en el área sexual. La noticia aparece cuando algunos analistas del posconflicto, luego de la suscripción del acuerdo de paz en Colombia, anhelo ciudadano, proponen que venga una misión de cascos azules. Tal recomendación debe analizarse con el objeto de evitar sorpresas desagradables. Por lo pronto urge demostrar que los prolongados diálogos de paz, ahora en medio de atentados contra oficiales, el medio ambiente y las torres de electricidad, conducen a ella.