Jaime Pinzón López | El Nuevo Siglo
Miércoles, 24 de Diciembre de 2014

UNIÓN Y FRATERNIDAD

Nochebuena

EN  estos días la gente corre, compra regalos, el tráfico aumenta y también la inseguridad en las ciudades, pero se renueva la esperanza, nos acordamos que el amor y la amistad existen, rememoramos el nacimiento de Jesús y en muchos sitios del planeta las familias ya han rezado las novenas de aguinaldo. Es tiempo de  evocar a seres queridos que se fueron, de poner buena cara, la actividad laboral disminuye, queda tiempo para el ocio y de este ansían disfrutar quienes permanecen en sus hogares, los que salen a hacer turismo, dentro de sus posibilidades o así haya que endeudarse.  

Convienen algunas recomendaciones. En las carreteras esperamos que las autoridades actúen, -lo vienen haciendo-, con el objeto de prevenir accidentes y facilitar el desplazamiento en la mejor forma. El tema de la inseguridad reviste primordial importancia porque ha llegado ella a niveles alarmantes y cualquier precaución es poca. Los accidentes producto del consumo de alcohol tienen que servir para no conducir en estado de embriaguez. Sin ruidos estridentes, ajenos al uso de la pólvora, en familia nos sentiremos mejor.

Porque la vida es así todos hemos tenido problemas, duelos, tristezas, en este 2014 que empezamos a despedir y también momentos de felicidad, los últimos generalmente menores que los primeros. Vamos a analizarlos a la búsqueda de encontrar  mayor tranquilidad. Vienen días de ocio que ojalá sea creador. Este no tiene por qué ser destructivo, bien encauzado favorece la potencialidad del ser humano y el ejercicio de la libertad. Llevamos lustros con el anhelo de que la paz llegue a Colombia y no la hemos conseguido. Sin embargo, luego de dos años de dialogo con la guerrilla algunas luces se observan en el horizonte y un indicio es el anuncio de las Farc de una tregua unilateral, que antes de iniciarse, no ha impedido nuevos derramamientos de sangre. Es deseo colectivo que esta se cumpla y buen paso en el camino de la reconciliación y el desarme de los espíritus.

Queremos unión y fraternidad en el territorio nacional y disfrutar de las celebraciones, con la certidumbre de ser miembros de una sociedad que, a pesar de los errores de los gobernantes y de los propios ciudadanos, es la nuestra, en un país de verde esperanza, en el cual continuaremos viviendo. Son muy pocos los niños que creen en la venida del Niño Jesús a dejar, durante su sueño juguetes y regalos. Saben que éstos son producto del esfuerzo de padres, hermanos, abuelos y amigos. Vamos a entregarlos con cariño, pero el mejor obsequio es el de darles amor e incorporarlos al  empeño de que transiten por la vida -este breve paréntesis- con dignidad, ética, capacidad y optimismo. Para todos, ¡Una Navidad Feliz!