FERIA EXITOSA
Los libros viven
A la feria del libro de Bogotá, que resultó exitosa, además de ir para buscar títulos y temas, conversar, escuchar conferencias, intercambiar opiniones, se asiste para ver. Como observador interesado constaté una buena organización, transité el pabellón de Macondo dedicado a nuestro Premio Nobel Gabriel García Márquez, hojee ejemplares antiguos y nuevos sobre distintos temas, me sorprendí cuando una señora compró un ejemplar de la Urbanidad de Carreño y de inmediato solicitó a su hijo que lo leyera, me llamaron la atención las explicaciones del expresidente Belisario Betancur respecto del cuidado en la edición de los libros, su encuadernación y tipografía, el deleite con el cual los pesa, acaricia y analiza, durante el conversatorio en la presentación de Los que se asomaron al poder, de Guillermo Alberto González, me pareció excelente el discurso de Sergio Ramírez, el escritor de Nicaragua, en el acto de apertura, positivo el del presidente Juan Manuel Santos y no entendí la afirmación del alcalde Gustavo Petro sobre la incompatibilidad entre riqueza e ideas. Me impactó la carátula de Ruega por Nosotros, de Alfonso Carvajal, quien, en forma novelada, relata la historia de los dos sacerdotes gay que decidieron contratar a dos sicarios en 2011 para que los mataran lo cual hicieron, antes de que el Sida se llevara a uno de los curas y la Iglesia Católica sufriera mengua de imagen, aun cuando sus feligreses los consideraban buenos. Sentí entusiasmo por el volumen de venta de mi libro La fusta de Hitler -sádico en público, masoquista en privado- y que un alemán de edad me pidiera que lo autografiara. El Así empezó todo, de Enrique Santos Calderón, ya lo había leído, por deferencia del autor y me dijeron que el tema del futbol tratado por Daniel Samper Ospina es divertido. Admiro el valor de Natalia Ponce para recuperarse del vil atentado de que fue víctima. Recordé a la exministra y dirigente liberal de avanzada en los días de la caída del general Rojas Pinilla, Esmeralda Arboleda, la segunda mujer en ocupar un ministerio. Compre Una ventana al Bósforo, de Ediciones B. En fin, repasé autores extranjeros y nacionales. Los libros viven.
Detrás de ellos hay mucha gente. Autores, editoriales, impresores, distribuidores, traductores, críticos, comentaristas, vendedores, pero especialmente correctores. Les rindo homenaje. Tampoco el oficio suyo acabará. En una de sus obras, José Saramago anota “piense usted en la vida cotidiana de los correctores, piense en la tragedia de tener que leer una vez, dos, tres, cuatro o cinco veces, libros que, probablemente, no merecerían ni una sola lectura”. Espero ser asiduo visitante de la próxima feria que tendrá como invitado central a Holanda.