JAIME PINZÓN LÓPEZ | El Nuevo Siglo
Miércoles, 6 de Agosto de 2014

Segundo mandato

 

El presidente Juan Manuel Santos, triunfante en las pasadas elecciones, inicia este siete de agosto su segundo mandato. No se trata de un mesías sino de un dirigente interesado en el fortalecimiento de la democracia,  en cohesionar su programa de cambio.

El doctor Santos tiene experiencia, conoce el país y el temperamento de sus compatriotas. Su estilo sigue la línea de su ilustre tío abuelo, Eduardo Santos. Con cuidado, en tono menor, asume actitudes firmes en momentos claves. Ser primer mandatario en Colombia no es fácil y equivocado sostener que el Presidente posee los atributos de un monarca. A veces olvidamos que gobernadores y alcaldes tienen parte del poder. El Congreso, cercano al Gobierno, ha actuado con apego al clientelismo y el apoyo a importantes iniciativas, o su rechazo, obedece a intereses distintos al de la convicción respecto de su conveniencia, a pesar de que algunos senadores y representantes intervengan con tino en los debates. En referencia a la rama jurisdiccional, por motivos institucionales y humanos, los conflictos son tales que crece el clamor por una reforma judicial distinta a la resurrección  de la última declarada inconstitucional. En el segundo mandato se discutirá la reforma del Estado, la cual todavía no está clara.

El presidente Santos anhela la paz, -todos la deseamos- y el dialogo con las Farc interpreta el sentimiento ciudadano. La actitud de ese grupo y sus acciones destructivas contradicen los deseos expresados por voceros de los insurgentes en La Habana y el acuerdo es difícil. En este tema el jefe de Estado  afronta duro reto.  Ha fijado la posición del Gobierno con precisión. Como las conversaciones no pueden ser eternas la Nación se encuentra a la espera  de las determinaciones pertinentes.

La política internacional merece un reordenamiento. Hemos mejorado de imagen ante el mundo pero somos provincianos y los internacionalistas que oye el Gobierno son malos consejeros. El presidente Santos correctamente declaró, en el caso de la Sentencia de la Corte Internacional de Justicia del 19 de noviembre de 2012, que dicho fallo es inaplicable y no modifica límites los cuales solamente son susceptibles de variar mediante Tratados. No fue él, sino antecesores suyos quienes adoptaron la mala estrategia frente a la insólita demanda de Nicaragua, fundamentada en un acto ilícito internacional, país ahora empeñado, mediante nuevo libelo, en prolongar su plataforma continental marítima. Es extraño que Colombia no sustente la tesis de la incompetencia del Tribunal para conocer de la pretensión y dejo la advertencia, como muchas otras que nose atendieron en el pasado, de que continuamos por el rumbo equivocado y al repetir errores nuestros agentes en La Haya podemos  ser víctimas de otro zarpazo.

Son consideraciones pertinentes para estos días. Ojalá que el don del acierto acompañe al presidente Juan Manuel Santos.