CADA QUIEN DECIDE SU VOTO
Lo legal y lo moral
No todo lo legal es moral ni debe entenderse la ética según circunstancias y agendas impuestas, en medio de sucesivos escándalos. A pocas horas de las elecciones de primera vuelta para elegir Presidente de Colombia reitero que esta es la oportunidad para elevar el talante de la República y preservar la unidad nacional.
Si no conseguimos recuperar la base global de la Nación, el compromiso colectivo por un futuro mejor y adelantar un programa de infraestructura serán muy difíciles las tareas de gobierno en salud, obras públicas, educación, empleo o tener coherencia en el área internacional.
Los comicios son la ocasión para escoger no solamente al primer mandatario sino el estilo de administración que el país necesita. Abrigo la esperanza de que, en las urnas, una copiosa votación remoce la política y contribuya a impedir que lo ilegal e inmoral, con interpretaciones discutibles, sea el pan de cada día que nos entreguen los medios de comunicación.
Respetaremos el resultado de los comicios. Cada quien decide su voto y, por fortuna, los candidatos tienen condiciones para dirigirnos. Pero hay diferencias entre ellos y en el curso de una campaña que hubiéramos querido de más alto nivel, signada por heridas difíciles de cicatrizar que se infligieron aliados de otros tiempos, adversarios en el presente, aparecen signos de clientelismo inconvenientes e inoportunos que corresponde analizar con cabeza fría y buscando el don del acierto.
Si hay segunda vuelta estaremos atentos a las nuevas alianzas. Algunas de las presentes son extrañas y demuestran el afán de conquistar electores a como haya lugar. A veces los valores morales se pierden por afanes de coyuntura. Asistía razón a Bertrand Russell cuando señalaba: “La humanidad tiene una doble moral: una que predica y no practica, y otra que practica y no predica”. De todos modos, cosas van a cambiar y sorpresas se acercan. Con responsabilidad, sin profundizar distancias, podremos vivir en paz y solucionar problemas con la ejecución de un plan de desarrollo tendiente a la conquista de una sociedad más igualitaria, ajeno a la pequeña política.
Las tres ramas del poder tienen la obligación de trabajar armónicamente por la Nación. El Presidente ungido con el voto popular esperamos que persevere en buscar la aclimatación de la concordia y el Congreso tiene que asumir la responsabilidad de debatir temas fundamentales, de colaborar en la ejecución de la política que demanda la comunidad.
La democracia es el gobierno del pueblo para el pueblo y aquí se ha desvirtuado el concepto. El sistema de situarlo en posición de sometimiento es probable que empiece a corregirse el domingo.