El Congreso y San Andrés
Ante la escasa representación directa de raizales del archipiélago de San Andrés y Providencia en el Congreso de la República, los senadores y representantes electos tienen que convertirse en voceros de esta importante área de la patria e impulsar un gran proyecto de desarrollo en el cual se precise la política colombiana en el Mar Caribe. El justo reclamo por la participación en la toma de decisiones de nuestros compatriotas isleños debe escucharse y aceptarse.
¿Cómo es posible que ni antes, ni después de la sentencia de La Haya, que ya lleva un año y cuatro meses de dictada, ningún debate se haya efectuado en el Senado, en la Cámara y que el polvo cubra la solicitud formulada por el representante Germán Navas Talero para escuchar explicaciones acerca de la posición asumida durante quinquenios por Colombia frente a los propósitos expansionistas de Nicaragua? Si bien el presidente Juan Manuel Santos declaró que ese fallo del diez y nueve de noviembre de 2012, es inaplicable, ¿dónde está el sustento de su tesis y la confirmación de la misma? ¿En qué estamos? Solamente se ha informado que el Gobierno designó agente ante la Corte Internacional de Justicia y contrató a nueve abogados, la mayoría extranjeros, para hacer frente a las nuevas demandas de cumplimiento del fallo y extensión de la plataforma continental de ese país a más de doscientas millas y se nos ha dicho que esa defensa tomará años, costosa estrategia frente a un tribunal cuya competencia está en duda.
El Congreso tiene la obligación de encarar el tema. Como lo advertimos desde hace mucho tiempo persistir en el error es absurdo. A los sanandresanos, a Colombia entera, nos interesa que se determine un derrotero. He venido insistiendo en que el camino, sin confrontaciones inútiles, es dialogar con el vecino país y los terceros Estados que tienen tratados vigentes, afectados con la sentencia, para definir la geopolítica regional mediante la suscripción de acuerdos, dejando a salvo los limites nacionales, pero priva la estrategia del avestruz, de esperar a que las cosas se agraven para retomar la ruta.
San Andrés es Colombia y necesita renglón preferencial en el programa de los candidatos presidenciales, renuentes a pronunciarse sobre política internacional, con mutismo persistente en cuanto compete con un gran plan, concertado, para el archipiélago, en protección de derechos fundamentales que siguen perdiéndose. Insistir en la diplomacia secreta y ocultar un problema no significa que esté resuelto.
El senador y presidente de la Sociedad Económica de Amigos del País, Horacio Serpa, se ha interesado por el análisis de tan importante asunto y las conclusiones de interesantes foros deben ser de conocimiento público. La unidad nacional es indispensable, pero ¿sobre qué bases? En todo caso la representación de los raizales en el Congreso tiene que extenderse y sentirse. ¡Ojo con la integración de las comisiones constitucionales de relaciones exteriores! ¡Lástima que seamos provincianos y nos hayamos colocado de espaldas al mar!