De la gloria al infierno
De la gloria al infierno y al contrario, pareciera que oscilan muchas cosas en nuestro país. Se puede comenzar por la ciudad capital que pareciera estar condenada a no encontrar su norte todavía. Apenas comenzando, esta vez una burgomaestra, que tendrá una sutil palomilla, la más corta en la historia, mientras se destraban los nuevos acontecimientos.
Del infierno a la gloria pasa el alcalde Petro con el amparo que acaba de ordenar el Tribunal de Bogotá, contra la decisión del Presidente de la Republica que desconociendo las medidas cautelares de la Comisón Interamericana de Derechos Humanos, había ordenado cumplir la decisón de la Procuraduria que lo destiuye e inhabilita. Falta la impugnación ante la Corte Suprema de Justicia que puede devolver las cosas y la revisión ante la Corte Constitucional, que de seguir su jurisprudencia confirmaría la decisión del Tribunal. Cosas de la tutela. La Presidencia de la Republica queda en el purgatorio por una decisón mal tomada.
En el Consejo de Estado se encuentra en el horno la decisión de amparar o no al Alcalde destituido en el trámite de la acción de nulidad y restablecimiento del derecho que por fin se decidió a demandar, luego de un desgaste tremendo a causa de malos consejos, que lo llevaron a perder tiempo precioso. Dividida se encuentra la opinión en el interior de dicho organismo, entre quienes consideran que el Procurador es competente para destituir e inhabilitar como lo hizo, por gracia constitucional y quienes piensan que hay que privilegiar el Pacto de San José que solo permite hacerlo por sentencia judicial. La decisión será de sala de tres magistrados, donde pareciera que al menos dos son proclives a la segunda tesis. Amanecerá y veremos. Tambien en el purgatorio el Consejo de Estado se demoró en su decisión y lo desplazó el Tribunal de Bogotá.
Con el retorno del Alcalde elegido popularmente, pasamos a donde nos encontrábamos, es decir, a elecciones para la revocatoria. Mientras que se decide la impugnacion contra la decisión de tutela, que de ser revocada, nos llevará también a elecciones pero con otro candidato. Ya no se sabe cuál es la gloria y cuál el infierno.
La indiscutible gloria de nuestro Nobel de Literatura fue vilipendiada por la también novel congresista, que quiso mandarlo al infierno. Precisamente es ella la que se encuentra ahora en el averno a causa de su equivocada y apresurada reflexión. Pero quienes quieren pasar por cancerberos, castigando a la “twitteramentaria”, se equivocan en grado sumo; no tenemos en el país consagrado el delito de opinión, al menos mientras no entre ella en ejercicio, ni aun por opinión agravadísima, que fue lo que ocurrió en este caso. Nuestro respeto por un hombre grande que universalizó la esencia cultural latinoamericana, incluso las mandadas al infierno por quienes carecen de competencia.
Como de perros y gatos comienza a polarizarse el debate electoral. A un mes de las elecciones el pugilato combativo, no tanto de programas sino de historia comienza a elevar los ánimos. Lástima que no sea por los programas y debates ausentes que se produzca el entusiasmo nacional, sino por lo que se dijo o no se dijo, en un pasado cercano, que mejor sería olvidar.