El arranque del 2014
Comienza el nuevo año y con él llegan las primeras noticias y controversias que éstas suscitan.
El Gobierno Nacional decidió en diciembre pasado que no presentaría el recurso extraordinario de revisión contra la sentencia del Tribunal Internacional de La Haya sobre el conflicto con Nicaragua. La señora Canciller se apresuró a señalar que, entre otras razones, con la presentación del recurso se podría poner en riesgo la defensa de Colombia ante las nuevas demandas de Nicaragua. No convence la razón que esgrime el Gobierno; no vemos en que pueda perjudicar el trámite de un recurso fundamentado en un hecho que desconocía al tribunal al momento de su decisión, que era el compromiso de Nicaragua con la zona en disputa ante intereses comerciales extranjeros. Con la decisión de Colombia queda la sensación de que se le sirve en bandeja de plata a Nicaragua el alimento para su afán expansionista a costa de nuestra soberanía.
El director o coordinador de la defensa colombiana expone que la decisión se tomó por consenso de todos los asesores y que interponer el recurso podía perjudicar más que lograrse algún efecto positivo. Comenzamos el año mal en esta materia, los argumentos no son convincentes y sería conveniente para el país que hubiese debida información y comunicación sobre lo que se está haciendo en este tema. Lo que se informa a la opinión pública pareciera que son simples comunicados escuetos y por cumplir. Se está perdiendo el patrimonio público y ya es hora de que la defensa se convierta en un asunto público. La reserva no sirvió sino para perder el pleito.
Ya se efectúan los primeros análisis sobre el efecto positivo o negativo de la entrada en vigencia de la Ley 1696 del pasado 19 de diciembre, por la cual se dictan disposiciones penales y administrativas para sancionar la conducción bajo el influjo del alcohol y otras sustancias psicoactivas. El parte de las autoridades es que se redujeron considerablemente los casos de conductores ebrios y la percepción en la sociedad es que la ley produjo un gran impacto en el comportamiento ciudadano. Ojalá tanto entusiasmo no obedezca a la novedad de su impacto. No hay duda que necesitábamos una reglamentación más estricta, pero también en cierto que nos fuimos a otro extremo. Las personas que por cultura acompañan sus comidas con una cerveza o una copa de vino ya no podrán hacerlo, pues una mínima ingestión responsable, que no pone en peligro a nadie, también quedó proscrita. Como buenos fundamentalistas nos fuimos al otro extremo.
Sigue en vilo la discusión sobre la colaboración fortalecida que recibió Colombia de EEUU según las revelaciones del diario The Washington Post para combatir el grupo guerrillero de las Farc. Nada que no se supiera, el absurdo es que venga ahora la guerrilla a decir que tal ayuda hace dudar de la voluntad de paz del Gobierno. Precisamente, gracias a las acciones exitosas contra la guerrilla y sus dirigentes, fue que éstos pararon en la mesa de negociaciones.