JAIME ALBERTO ARRUBLA PAUCAR | El Nuevo Siglo
Jueves, 24 de Octubre de 2013

BOCHORNOSO HALLAZGO

Corrupción en la justicia

Nos  sorprendimos la semana pasada cuando la Fiscalía procedió a la captura de varios funcionarios judiciales, entre ellos dos jueces de garantías, en los despachos judiciales de Paloquemao en Bogotá, al parecer porque tenían montado  un aparato criminal para cobrar indebidamente dinero, direccionando los procesos, concediendo libertades y otro tipo de delitos contra la Administración de Justicia.

Lamentable y vergonzoso que los funcionarios de los cuales la sociedad espera el mejor comportamiento, porque cumplen con una de las funciones más sagradas del Estado, cual es la de administrar justicia, se vean involucrados en tan graves casos de corrupción.   Gozan de la presunción de inocencia, tienen el sagrado derecho de  defensa; pero de resultar responsables, debe caerles todo el peso de la Ley, pues a quienes nunca puede permitirse defraudar a la sociedad, es precisamente a los jueces y a los funcionarios judiciales.

Sin embargo de tan bochornoso hallazgo, el hecho de que se haya detectado habla bien de la Fiscalía y de la Justicia. Ninguna institución escapa al nefasto fantasma de la corrupción; lo importante es que el sistema lo detecte, lo corrija y lo sancione. A buena hora la acción de la Fiscalía y de la Justicia; ojalá continúe su investigación hacia otros posibles implicados, que como se rumora puede haber en otros lados e incluso en otros lugares de la jurisdicción.

Es el momento de pensar cuál puede ser el correctivo que precisa la administración de justicia para evitar la corrupción y la repetición de situaciones similares. Sin duda, en los temas de reforma que vienen aplazados desde hace ya varios lustros y que esperamos que se agenden como política pública al menos para el próximo gobierno, en vista de que el señor Ministro  de Justicia ha manifestado no contar con el tiempo para  arremeter reforma sustancial alguna y menos a la Constitución.    

Ya se lanzan algunas ideas sueltas, como la de establecer un órgano anticorrupción en el interior de la Rama, adscrito al Consejo Superior de la Judicatura. Nada más equivocado que crear más burocracia, como la única solución cuando aparece un problema. Los controles ya están establecidos orgánica y funcionalmente para todas las ramas de Poder Público y la Fiscalía funciona como lo ha demostrado en este caso. Imaginamos que la Procuraduría estará haciendo lo propio y es ante estos funcionarios que los ciudadanos pueden acudir a poner denuncias por  actos de corrupción de los funcionarios judiciales.   

Lo importante es que denunciar no se convierta en una tortura como parece que se ha  vuelto, y que el ciudadano tiene que pasar por las “verdes y las maduras” y esperar largos turnos, para denunciar un hecho criminal. Si ello es así, como se están quejando los compatriotas, lo que habrá que reformar es a los organismos de control  para que funcionen.