La venta de Isagen
Sorprende la información revelada por algunos medios de comunicación, cuando anuncian que enviar un contenedor desde Colombia hacia Europa, cuesta 2.255 dólares y tarda 14 días, mientras que desde México o Perú lo hacen en solo doce días y por mucho menos de la mitad del costo. Así las cosas no somos competitivos para el mercado europeo en el marco del Tratado de Libre Comercio.
Pero agregan que ello sucede a causa principal de nuestra deficiente infraestructura nacional y ello es verdad. No tenemos carreteras en la mayor parte del país, en Antioquia seguimos en las mismas trochas de antaño que en forma peyorativa las llaman troncales o autopistas; la realidad en que los camiones de ahora, no caben y para pasar se toman los dos carriles; el problema se recrudece cuando se encuentran con otro de su misma especie en sentido contrario, detienen todo el tráfico vehicular.
Los trenes se acabaron definitivamente, el transporte de carga ferroviario que en otros países es la forma de movilizar contenedores en Colombia se acabó, porque a alguien se le ocurrió que no era competitivo. El transporte fluvial también desapareció.
O el país de una vez por todas mejora su infraestructura de transporte de carga en todas sus modalidades, o estaremos condenados al desaparecimiento comercial, muy a pesar de la proliferación de los tratados de libre comercio.
Por ello, lo más sensato es buscar recursos para el efecto y dentro de estos acudir a realizar activos que ya están maduros, como es el caso de Isagen. La Nación tiene una importante participación en ella, la empresa continuará en el país, generando energía y empleo para los colombianos. El Estado mantiene el control por medio de su actividad reguladora. Participan en la puja importantes empresas del sector privado colombiano que seguramente potenciarán la misión empresarial de la compañía.
No observamos absurdo que se proceda a vender este activo y con el producto se ponga al punto correcto el proceso de modernización de la infraestructura nacional, haciendo a nuestra región más competitiva frente a los mercados internacionales.
El debate está abierto, de pronto con un alto sabor político, y los adversarios resulta que son precisamente los responsables del atraso en el desarrollo de nuestra infraestructura.