La ingeniería nacional es una profesión o actividad que ha sido digna de consideración y reconocimientos a lo largo de la historia del país. La planeación y ejecución de las obras más importantes de la nación tienen su impronta indeleble. Obras como por ejemplo el Canal del Dique, que data de los tiempos en los cuales éramos menos independientes que ahora o que por lo menos no teníamos virreyes que nos ataban a la Madre Patria, es orgullo de la navegación por río e hizo de Barranquilla a la vez que un puerto fluvial uno marítimo.
La infraestructura para la navegación aérea con aeropuertos regados por todo lo ancho de la geografía nacional ha sido desde luego obra de la ingeniería nacional; no hay zona del país a la cual no se pueda ir por este medio.
La navegabilidad del río Magdalena con puertos fluviales a todo su largo que esperan la rehabilitación de esta arteria fluvial para continuar prestando su eficaz servicio, también son obras que aun con la precariedad de los sistemas vigentes cuando se hicieron, se construyeron por la ingeniería colombiana. Las hidroeléctricas de las cuales se dispone son verdaderas obras de refinada ingeniería. Hemos logrado domesticar una buena cantidad de nuestros ríos y poner al servicio de la nación, en buena parte, el potencial hidroeléctrico que nos ha regalado la naturaleza.
A través de los años con la topografía que nos tocó en suerte, se han construido vías desde cuando la comunicación se hacía a lomo de mula. La invención del motor que abrió las puertas al desarrollo de los vehículos que por ellos eran movidos creó la necesidad de adaptar nuestra naturaleza para que estos pudieran circular. Con pico, pala y carretilla se movieron cantidades de tierra de las montañas. Los equipos disponibles fueron la voluntad de los ingenieros y el famoso motor de sangre así como los teodolitos y niveles de precisión que permitían la localización así como estimar los movimientos de tierra que hoy con los equipos modernos reducen los que se hizo con tantos esfuerzos a juego de niños. Los cortes de más de tres metros eran un gran desafío; se logró llegar a las riberas de los ríos Magdalena y Cauca que eran y siguen siendo, sistemas de comunicación naturales.
Comunicamos las costas de los océanos Pacífico y Atlántico. Así mismo nuestras líneas férreas de las primeras en América Latina fueron obra de la ingeniería nacional desafiando también la topografía nacional que obligó, por los sistemas y técnicas disponibles en obras monumentales y desafiantes.
Para dar paso rápido y expedito a la comunicación con el Pacífico nos empañamos en horadar la cordillera central y nos empeñamos en la construcción de un túnel que hoy tiene en ascuas a la opinión nacional. Varios años hemos estado empeñados en hacer esta obra que ahora acusa retrasos inexplicables. Y no es que no seamos capaces de hacer túneles, pues quien recorra la vía a Villavicencio podrá darse cuenta de la calidad de los que allá se construyen. Vamos a lograr primero llegar a los Llanos Orientales que ir al Pacífico. Bien por estos últimos y mal por el de La Línea.