“Decisión de la Corte no era fácil”
ARRECIFES
Igualdad
Por fin, después de varios intentos, la Corte Constitucional reconoció que a las parejas formadas por personas del mismo sexo debe dárseles exactamente el mismo tratamiento que a las parejas formadas por personas de distintos géneros, para efectos de optar dentro del proceso de adopción de un menor declarado en estado de abandono o dejado voluntariamente para serlo.
La decisión de la Corte no era fácil. Es un asunto especialmente problemático en el que confluyen no solo elementos jurídicos sino morales y sociales. Y un problema cultural complejizado por procesos educativos fundados mayoritariamente en credos religiosos que han definido siempre a las parejas del mismo género como pecaminosas.
Dentro de algunos años, ojalá no muchos, cuando las parejas homoparentales paseando con su hijo o hija hagan parte del paisaje urbano y la experiencia demuestre que ha sido sano para la construcción de una sociedad igualitaria, es probable que los furiosos críticos de hoy se dediquen entonces a otras batallas que también perderán. Son los mismos que se han opuesto a la separación de las funciones de la Iglesia y el Estado; a la igualdad de los derechos económicos de las mujeres; a la igualdad de los derechos herenciales de los hijos extramatrimoniales; a quitarles lo de “punible y pecaminoso ayuntamiento” a las uniones de hecho; a los matrimonios interraciales; a la paz y hasta a los estudios anatómicos para los avances de la medicina. En todo los hemos derrotado. Ha sido duro y a veces sangriento. Pero ha valido la pena.
Lo que más sorprende frente a la decisión de la Constitucional es el apasionamiento de quienes asumen públicamente la tarea de atacar a la Corte y por ahí derecho a las parejas del mismo sexo. Ni siquiera son críticas, sino agresiones que parten del prejuicio para opinar sobre algo que no conocen. Pero esos pueden ser excusados, la ignorancia siempre puede remediarse con un poco de educación y mucho de paciencia.
Pero la estupidez, no. Esa gente que sí sabe o que por su grado de ilustración debería saber y que se empeña en críticas fundadas en libros religiosos o en el capricho del “yo sé” sin ninguna evidencia científica, son los más peligrosos. El peor enemigo de los niños y de la sociedad no son las parejas de la comunidad LGTBI, es la estupidez humana.
Quienes suponen una perversión intrínseca y natural de las parejas formadas por personas del mismo género les haría mucho bien pegarse una pasada por el caso “Asunta Basterra” en la España de la cruz y la espada, más precisamente por la muy católica y piadosa Comunidad Autónoma de Galicia. Una pareja heterosexual, la de la abogada Rosario Porto y el periodista Alfonso Basterra, gente divinamente, diría una amiga, acaban de ser declarados culpables del asesinato con premeditación y alevosía de su hija adoptiva Asunta Basterra una niña de origen chino que les fue entregada en adopción a la que, declaró el jurado, drogaron y luego asfixiaron.
La maldad humana no tiene nada que ver con el gusto sexual. Es más aterrador aún, tiene que ver simple y llanamente con la condición humana.
@Quinternatte