La enzorrada
Pasó lo que todos temían. Tal y como corresponde a las Leyes de Murphy, de las pocas que se cumplen en Colombia: Toda situación mala es susceptible de empeorar.
Óscar Iván Zuluaga, el casi imputado candidato de Álvaro Uribe, ha ganado la primera vuelta de las elecciones para la Presidencia de la República 2014-2018. Cuatro millones de colombianos decidieron que quieren volver a disfrutar del fuete uribista en cuerpo ajeno, una cifra casi igual a la del número de desplazados que se acumularon durante los 8 años del gobierno Uribe, lo que no deja de ser perversamente simbólico.
La forma como quedódiseñado el mapa político nacional a partir de los resultados electorales, también es terriblemente simbólica. Ahíen ese mapa es fácil distinguir quiénes tienen urgencia de encontrar la paz y quiénes siguen azuzando la guerra desde la cómoda posición de sus viviendas de estrato alto, o de sus casas fortificadas en los centros urbanos o, peor aún, desde el exterior.
Es impresionante ver en el mapa de la Registraduría cómo todos los departamentos en los que ganóJuan Manuel Santos son, no sólo aquellos más afectados por el conflicto que la doctrina uribista se ha empeñado en negar, sino los de la periferia. Toda la Costa Atlántica. Desde Córdoba hasta La Guajira. La totalidad de la Costa Pacífica, desde Chocóhasta Nariño. Y el sur, olvidado por el Estado y castigado por la guerra. Ahíestán Putumayo, Amazonas, Vaupés y Guainía. Y si se desagregan los datos por departamento, es sorprendente ver cómo, por ejemplo en Antioquia, en los municipios donde la presencia paramilitar ha sido más grande o la guerra nunca ha cesado, triunfóel Presidente candidato: desde Arboletes hasta Vigía del Fuerte y desde allíhasta Caucasia, todos fueron ganados por Santos. Otra vez, donde más se sufre la guerra mde sus habitantes la supuesta educacionde el voto de opinianos y Bogot paramilitar ha sido ma periferia. Mientras que ás se vota por la paz.
En contraste la votación de Zuluaga es la del centro del país. Toda la región andina. El eje cafetero, el Tolima grande, los Santanderes, Los Llanos y Bogotáson zuluaguistas. Lo más sorprendente es la derechización de Bogotá, que se supone es el centro urbano donde el voto de opinión tiene más peso a causa de la supuesta educación política de sus habitantes.
No hay razón razonable que explique el castigo bogotano a Santos. Ni siquiera la virtual destrucción de la ciudad a manos de Petro alcanza a explicarlo como reacción por la alianza postrera de éstos. Más bien creo que se trata del tradicional centralismo bogotano sin más visión que la de su propio ombligo, desde la que descalifican el resto del país.
Esos que viven cómodamente en, diga Ud., La Carolina, a quienes la guerra les importa un bledo, porque la estiman asunto de militares y un riesgo tan remoto como el de una mina “quiebrapatas”en el campo de golf del Country, son los mayores enemigos de una paz que consideran innecesaria porque, para ellos no hay guerra.
Esos son los que hoy celebran, porque como dice el refrán popular, en tierra de gallinas, el zorro es rey.
@Quinternatte