HUGO QUINTERO BERNATE | El Nuevo Siglo
Martes, 13 de Mayo de 2014

ARRECIFES

El método

Los  sucesivos baldados de lavaza que las campañas presidenciales se están lanzando mutuamente, a falta de propuestas sobre programas y proyectos de gobierno, dejaron al descubierto la semana pasada una de las más graves inmoralidades de que se tenga noticia, incluso en la actividad política.

El allanamiento por la Fiscalía de una oficina asociada con la campaña del candidato Óscar Iván Zuluaga, supuestamente dedicada al acceso abusivo a sistemas informáticos de funcionarios públicos y particulares y al desprestigio en redes sociales de sus enemigos políticos, volvióa poner de presente la metodología uribista para obtener réditos políticos.

 

Gracias a la publicación que Noticias RCN hizo de la imagen del presunto pirata informático y a la revelación de su Director sobre su presencia en el Noticiero llevado de la mano de Luis Alfonso Hoyos, el asesor más cercano de Zuluaga, el país pudo enterarse de lo que se intentaba con una información aparentemente falsa o, por lo menos, no verificable.

Más alláde la afortunada “coincidencia”que significópara las huestes santistas el hallazgo del hacker de la campaña uribista, justo al día siguiente de que estallóel escándalo de los millones de dólares aparentemente entregados a dos cercanos asesores de la  campaña reeleccionista para llevarle al Presidente de la República  una propuesta de sometimiento de unas bandas criminales, lo que logróevidenciarse es la existencia de un método uribista de desacreditación de sus ocasionales víctimas.

La obtención de información mediante procedimientos ilegales o francamente criminales ya había quedado clara desde aquellos años del gobierno de Álvaro Uribe. Ahí, en los procesos que los medios de comunicación bautizaron como “chuzadas”han ido surgiendo las pruebas sobre la forma y medios utilizados para matonear a magistrados de la Corte Suprema de Justicia, senadores de la oposición y periodistas peligrosamente independientes para esa administración.

La manifiesta ilicitud de la información asíobtenida, impedía su uso directo por parte del Gobierno. Por eso idearon un procedimiento para lavarla. Simplemente se la entregaban a periodistas de confianza, quienes se encargaban de publicarla. De esa manera el Gobierno nacional rentabilizaba la información a partir de su aparición en los medios y escondía su responsabilidad.

Exactamente igual a lo que pretendían hacer ahora con la información obtenida por el asesor de la campaña uribista. El “asesor espiritual”llevóal ahora capturado pirata informático a las instalaciones de RCN-Televisión y si en ese medio no hubieran aplicado las más elementales reglas de verificación de la información, la habrían publicado y se hubiera cumplido el ciclo de maldad que habían urdido.

Afortunado el presidente Santos y su campaña que encontraron un director de medios dispuesto a ejercer su función con apego a las más elementales reglas de la ética periodística. Pero esa no es la regla general. Lamentablemente la mayoría de los medios colombianos cada vez son más militantes y menos independientes. Los casos del alcalde Petro y de la actual campaña presidencial han dejado ver lo frágiles que son las costuras éticas de algunas estrellas del periodismo en Colombia, que cada vez están más interesados en ser apéndices del poder que controladores de éste.

@Quinternatte