De asilos políticos
EN medio de las noticias sobre los últimos resultados de las semifinales del fútbol colombiano, la pérdida de tiempo de Urán en el Giro, el último 15 de Rentería en la Liga de Diamante o los últimos 23 de Peckerman, aparecióel titular del asilo que el Gobierno de los Estados Unidos de América le concedióal condenado Andrés Felipe Arias, prófugo de la justicia nacional.
Extrañamente una noticia de semejante calado no suscitómayores comentarios, como no fueran los trinos habituales y predecibles de los seguidores del jefe supremo del asilado. Ellos celebraron alborozados lo que estimaron, y con razón, un verdadero triunfo de su credo político y de su tesis de que son una agrupación política perseguida en Colombia. Una especie de Unión Patriótica, pero de extrema derecha.
La concesión del asilo a un prófugo criminal colombiano, con el exclusivo propósito de facilitarle su evasión al cumplimiento de la condena penal impuesta por la Corte Suprema de Justicia de la República de Colombia, es un evidente acto inamistoso de un “país amigo”.
Y eso no es lo peor. Lo más grave es el silencio de la Cancillería colombiana y de las autoridades judiciales colombianas. Es probable que la señora Canciller no haya tenido tiempo de ocuparse del asunto por andar en La Habana “deliberando”con los agentes nada diplomáticos de las Farc, pero sería bueno que lo hiciera.
Tampoco la Fiscalía General de la Nación se ha pronunciado sobre el tema, ni a través de su Oficina de Asuntos Internacionales, ni por boca del ahora silencioso Fiscal General. Debería defender públicamente una investigación y acusación que estuvo siempre en sus manos y respecto de la cual los Estados Unidos de América acaban de decir que es una persecución política en contra del exministro Arias. En igual sentido debería pronunciarse la Corte Suprema de Justicia que es la que adelantóel juicio y emitióla condena.
Si una de las claras excepciones al derecho de asilo en los EE.UU.A es “cuando el solicitante ha sido declarado culpable de un crimen serio por un juzgado en su país de origen”y Arias lo ha obtenido, entonces es porque allácreen que el motivo de la persecución debe ser su “opinión política”y el proceso y la condena son la materialización de esa discriminación.
Gravísimo que en los EE.UU.A se siente semejante precedente contra la administración de justicia colombiana y, peor aún, que sea dentro de un proceso que adelantóel Fiscal General de la Nación y la Corte Suprema de Justicia. Y que se haga con el silencio obsecuente del Estado colombiano, es más grave aún. En materia de precedentes de derecho internacional, síes absolutamente real, eso de que “el que calla, otorga”.
Semejante situación lo que muestra en realidad es que somos una colonia jurídica de los otros países. No solo de EE.UU. Probablemente ya nadie se acuerda, pero la Federación Rusa nos nególa extradición de Yahir Klein, descalificando la imparcialidad de nuestro sistema judicial. En respuesta, aquíextraditamos a todo el que nos piden.
@Quinternatte