HUGO QUINTERO BERNATE | El Nuevo Siglo
Martes, 15 de Octubre de 2013

Selección, subversión y manipulación

 

Unas fotos publicadas en la más reciente edición de la revista Semana, donde aparecen dos de los negociadores de las Farc vistiendo la camiseta de la Selección nacional de fútbol, ha desatado una furiosa reacción de condena por parte de algunos de los más reconocidos seguidores de la doctrina uribista y de otros ciudadanos del más diverso espectro político.

A quienes siguen al Jefe Único del movimiento político que se autodenomina de centro, aunque en realidad sea de una de las  extremas, les parece que quienes están en la subversión no tienen derecho alguno a ponerse la camiseta de la Selección y menos aún a regocijarse públicamente por su clasificación al Mundial de Brasil 2014.

La tesis no pasaría de ser una muestra más del radicalismo de la extrema derecha y de la apropiación que esos sectores acostumbran a hacer de cualquiera de los símbolos de eso que ellos confunden normalmente con sus fincas y que llaman: "Patria", si no fuera porque gente aparentemente normal y libre de cualquier sospecha, la comparte. Más alláde extremismos manipuladores con fines electorales, creo que el uso de la camiseta del equipo de fútbol nacional por parte de miembros directivos de un grupo subversivo tan retrógrado y aislado como las Farc, representa un avance simbólico en su aparente deseo de reincorporarse a la vida civil. Las Farc siempre se han identificado ideológicamente con esa facción estalinista que radicalizóel discurso de izquierda a extremos  tales que estimócomo deformaciones capitalistas y burguesas, cualesquiera formas de diversión que no fueran esos ladrillos de la cultura oficial soviética. Asícomo  demonizaron cualquier expresión religiosa y se dedicaron a escribir mamotretos ininteligibles para "enseñarnos" a leer a Rico McPato, condenaron el fútbol como otro "opio" que distraía al pueblo de sus "tareas revolucionarias".

Por eso, el que ahora un par de "comandantes" de ese grupo guerrillero decidan vestir públicamente la camiseta de la Selección  de fútbol y destacar a sus jugadores como ejemplo para el pueblo es un gesto evidentemente positivo. No es al Che Guevara, un futbolista argentino mediocre convertido en guerrillero, ni a su "Padrecito" Stalin, o a Castro o a Marulanda al que ponen de ejemplo, sino a futbolistas profesionales de calidad indudable y con ingresos millonarios.

El gesto de las Farc es en realidad un reconocimiento tardío, pero real del fracaso de sus sueños armados. El fútbol profesional es la esencia misma  del capitalismo y del esfuerzo privado e individual como creador de riqueza, es decir, todo lo contrario de aquello por lo que dicen que han hecho la guerra durante más de 50 años. Por eso a diferencia de los radicales del extremo nada democrático,  prefiero a los guerrilleros poniéndose la camiseta de la Selección Colombia, luciendo orgullosos en su pecho un símbolo tan capitalista como el de Adidas y subidos en el bus de la clasificación al Mundial como cualquier político oportunista, que sin camiseta y en camuflado poniendo minas quiebrapatas, privándonos de quién sabe cuántos Falcaos y Guarines.

@Quinternatte