Twitteriadas
La Empresa de Energía Eléctrica de Bogotá es, sin lugar a dudas, la joya de la corona de las entidades públicas de la capital de la República. Presupuesto, nómina, ganancias y valor estratégico por la naturaleza del sector que domina, la hacen el activo más valioso del patrimonio del Distrito Capital.
Semejante emporio que no solo es nacional, sino multinacional, estaba dirigido hasta hace poco tiempo por Mónica De Greiff, a quien todos, hasta esos amargados a los que no les gusta nada y lo critican todo, le reconocen su excelente desempeño al frente de la compañía.
Gustavo Petro, que como buen político colombiano, no hay nada que le guste menos que lo que está funcionando bien, decidió deshacerse de la doctora De Greiff y designar en su reemplazo a Fernando Gómez Franco, un cercano amigo suyo y relacionado con uno de los aportantes de su campaña.
La designación de Gómez Franco no salió bien. Fue objetada desde el principio por todos los expertos, por su aparente falta de experiencia y conocimiento para manejar una empresa de los quilates y del valor estratégico de la de Energía.
Por si lo anterior fuera poco, el señor Gómez Franco resultó ser usuario activo de twitter y con unos trinos muy políticamente incorrectos para quien aspiraba a dirigir una de las compañías más grandes del país.
La situación de Gómez, denunciada en primicia por Noticias Uno, pone de presente el riesgo que representan las redes sociales para cualquiera que aspire o que tenga un cargo público. Es obvio que cuando Gómez Franco trinaba desde su cuenta @ferchogomez70 lo hacía en su condición de ciudadano de a pie, pero una vez designado, nada más y nada menos que Presidente de la Empresa de Energía de Bogotá, sus trinos adquirieron relevancia pública.
Puede parecer una exageración deducir, como muchos lo hicieron, todo un cuadro de comportamiento personal, social y hasta empresarial, del lenguaje soez, de la ordinariez o del contenido políticamente incorrecto de lo que Gómez escribió en su cuenta de twitter, pero la realidad monda y lironda, es que esa parece haberse convertido en una consecuencia bastante aceptada del uso de twitter.
“Por sus hechos los conoceréis” dice la vieja sentencia bíblica que ahora parece repetirse a modo de paráfrasis electrónica respecto de los mensajes de 140 caracteres. Tal parece que en estos tiempos acelerados de twitter, la mayoría de las gentes parecen concluir que uno, no solo es lo que hace, sino, sobre todo, lo que trina.
Puede que tengan razón. A mí me parece que no, que en twitter, como en cualquier conversación informal, se emiten puros conceptos apresurados o se hacen afirmaciones muy poco elaboradas que la mayor de las veces no deberían ser tomadas en serio.
No obstante lo anterior, lo cierto es que la regla general que se está estructurando es la contraria, la de interpretar que quien escribe lo hace responsablemente. Y si esa es la regla, pues lo único que hay que hacer es adaptarse a ella. Y hacer con el dedo, como con la boca antes de hablar, conectar el cerebro antes de teclear.
@Quinternatte