El Cuarto Poder
Una interesante discusión está presentándose en la sociedad inglesa a propósito de la presentación del “Informe Leveson” donde el Juez Lord Brian Leveson consigna las recomendaciones para evitar los abusos de la prensa. El Informe del Juez es la culminación de una extensa investigación con la convocatoria de las numerosas víctimas de evidentes abusos de la prensa, especialmente con el incidente del News Of The World y las interceptaciones ilegales de comunicaciones contra ciudadanos e instituciones inglesas.
El primer ministro inglés, David Camerón, mató el tigre y se asustó con el cuero, pues después de encargar y respaldar la investigación de Leveson y de prometer cumplir con sus recomendaciones, ha decidido suspenderlo para no echarse encima los poderosos empresarios de medios en Inglaterra.
La libertad de prensa, qué duda cabe, ha sido y es uno de los grandes pilares de la democracia, pero también es, en muchas ocasiones, fuente de enormes y preocupantes abusos que en la mayor de las veces se quedan en la impunidad formal o en la material, porque ninguna rectificación se hace jamás en las mismas condiciones que las de la ofensa.
La prensa ha pasado de ser el lado débil de la ecuación de poder, a convertirse en un verdadero poder privado, más poderoso que cualquier otro poder público. La mayoría de los medios -o por lo menos los más poderosos- son conglomerados empresariales que entrecruzan los más diversos intereses económicos, donde la “información” es solo un producto más del holding.
La situación es tan evidente, que en la mayoría de los países existen mecanismos legales para defenderse de los abusos de la prensa. Inglaterra es una de las excepciones y es justamente lo que el “Informe Leveson” recomienda, que se adopte alguna forma legal y coercible de control y no que se deje todo a la autorregulación que, por lo menos allá, está demostrado: no existe.
En Colombia, por ejemplo, cada vez que hay una elección en la que debe participar el Congreso o las Cortes, desde todos los medios aparecen las listas de familiares, cercanos, lejanos y lejanísimos, de los parlamentarios o los magistrados para denunciar el supuesto nepotismo. Y las críticas salen de unos medios que están plagados de herederos de o hijos de, que han llegado a donde están simplemente por serlo.
Ellos se defienden diciendo que son empresas privadas, pero esconden que se desarrollan sobre plataformas públicas y, sobre todo, que tienen más influencia sobre la opinión pública que cualquier magistrado o congresista.
En el reciente tema de la discusión del problema de las basuras en Bogotá, por ejemplo, no se ha oído de periodistas, pública y cercanamente relacionados con esos empresarios, que se hayan declarado impedidos para darle palo al Alcalde. O para ponerle presión cuando el propósito fue el de que autorizara el préstamo del Estadio a un empresario tan cercano al periodista, que parece socio.
La prensa se ha convertido en un poder tan poderoso y tan refractario al control, que se le aplica la frase aquella de que el poder corrompe, y el poder absoluto, corrompe absolutamente.
@Quinternatte