Presidente Santos a la reelección
Hoy comienza el año laboral y empieza también el año político. La razón es muy simple: el año entrante hay que elegir a los miembros del nuevo Congreso Nacional y al Presidente de la República. Es posible que el Mandatario Nacional no sea nuevo, porque nuestro sistema político permite la reelección desde cuando el expresidente Uribe, con sus inmediatos colaboradores al frente, promovió su propia reelección con una reforma constitucional. En la Constituyente se prohibió. Hoy está vigente.
El año pasado cerró con una importante declaración del presidente Santos: en junio informará al país si aspira a ser reelecto en las funciones que desempeña. Es difícil creer que no lo haya pensado. Incluso, decidido. Es entendible que se tome los seis meses que faltan para el anuncio de su determinación -según la ley tiene plazo hasta noviembre- a objeto de examinar con detenimiento cómo van las cosas en el país que gobierna, especialmente el proceso de paz que se adelanta en La Habana. Es lo que hace una persona seria y precavida cuando de asumir definiciones de Estado se trata.
Pero lo más seguro es que se exprese afirmativamente. Está autorizado constitucionalmente; muchos aspectos de su programa de gobierno están en marcha y no se van a concluir de aquí a un año y medio cuando termina su mandato; si se firma la paz faltaría implementarla, llevarla de la mano hasta su consolidación y dirigir todo lo relacionado con el posconflicto; si no es así, tendrá que cumplir el deber de seguir coordinando las acciones militares para derrotar a la guerrilla en el campo de batalla. Por todos los lados que se mire, casi le toca seguir. Además, su labor ha sido buena y tiene seguidores, posibilidades y ganas. ¿Qué lo podría impedir? ¡Una hecatombe!
Tendrá dificultades, pues el ejercicio de la política siempre es difícil. El mayor obstáculo, su nuevo mejor enemigo, el expresidente Uribe. Le hace una oposición tenaz. Con empeño, con militancia, con rabia. No le da tregua. En los últimos días fue especialmente activo, en la medida en que el Presidente iba informando al pueblo sus logros y aciertos durante 2012. No le rebaja una.
Hay cosas por definir. Saber si el Partido conservador tendrá candidato propio, que no parece. Si Germán Vargas se retira del ministerio, que es probable. El Polo ya decidió por la doctora López, una importante opción. El partido liberal quiere, pero tendrá que explicar bien lo de la reelección y lo que hará con aspiraciones legítimas como la de Eduardo Verano. En la U unos quieren y a otros les toca. Y está de por medio la decisión del puro centro democrático -así se llama, que le vamos a hacer- y la candidatura de su jefe al Senado.
Todo se irá decantando con el correr de las semanas. Será un proceso interesante. Falta saber si hay decisiones de cambios estructurales, que son los que necesita el país.