HORACIO SERPA | El Nuevo Siglo
Miércoles, 14 de Noviembre de 2012

¡Por fin, los diálogos!

 

De nuevo se aplazó el comienzo de las conversaciones en La Habana. Solo se iniciarán el lunes próximo. No faltarán los que digan que ya se ha modificado varias veces la fecha y que ello es una clara manifestación de los enredos que existen entre las delegaciones. Algunos terminarán diciendo, “si así es al empezar, cómo serán las cosas mas adelante”. Son los pesimistas, los que no tienen confianza en las conveniencias del proceso y los que no quieren que de ninguna manera, porque lo consideran nocivo, exista esta posibilidad de buscar la terminación del conflicto por la vía de la negociación.

Los optimistas sabemos que el logro de la paz no será fácil ni rápido. Cuarenta y ocho años de confrontación armada nos indican que el camino está y seguirá estando colmado de obstáculos, emboscadas, derrumbes, lluvias intensas, trancones y minas antipersonales. Por eso se tendrán que sortear muchos problemas y barreras para alcanzar la meta. Pero hay que intentarlo. De lo contrario, definitivamente nunca llegaremos. Y no es nada estimulante ni atractivo saber que toda la vida, “hasta el infinito y mas allá”, vamos a vivir en guerra.

No se han comenzado las conversaciones porque no es cosa fácil crear las condiciones para sentarse a hablar entre contrarios, entre rivales, entre enemigos para ser más exactos. Y más trabajoso si se sabe que este distanciamiento, este pensar distinto y tener parámetros diferentes de comportamientos, ideologías disímiles, intereses encontrados y en ocasiones absolutamente excluyentes, ha producido choques violentos, a bala física, con muertos y todo lo desastroso que ocurre en situaciones extremas de esta naturaleza.

Tal vez lo que ha ocurrido para los aplazamientos son detalles logísticos. Dificultades de transporte. Falta de acuerdos en materia de procedimientos. Pues es importante que se superen antes de  comenzar porque luego se vuelven situaciones casi insalvables que afectan el funcionamiento y la armonía de unas conversaciones sobre las cuales se han cifrado tantas esperanzas.

Hay que esperar con tranquilidad que se solucionen esta clase de pormenores. Hasta el momento la espera ha sido mínima. Comenzadas las negociaciones la espera es muchísimo más larga. Nos toca esperar, con confianza, con optimismo. En esta clase de asuntos generalmente les va mejor a los que tengan el tino y la paciencia de esperar, de darle tiempo al tiempo, de no apurar inapropiadamente los resultados. Reitero lo que he dicho: a veces la forma resulta mucho más importante que el fondo.

Parece que llegan los elenos a las conversaciones. Es una buena noticia. Si se va a acabar la guerra, que se acabe con todos. Por eso hay que prestarles atención a las declaraciones recientes sobre disposición de comenzar a dialogar. Que ya tienen lista la comisión, dijeron, por lo que es de esperarse que el Gobierno asuma la propuesta y converse con las Farc la posibilidad de los diálogos conjuntos. No resultan fáciles, lo digo por la experiencia de Tlaxcala. Pero todos los procesos son distintos. ¡Como sea mejor, adelante!