Horacio Gómez Aristizábal | El Nuevo Siglo
Sábado, 6 de Febrero de 2016

ANTE INVENCIBLE TRAMITOLOGÍA

Ministerio de desburocratización

“Hay que suprimir tanto parásito”

 

Cuando  se habla de burocracia,  los testigos siempre son de cargo. “Yo acuso”,  es el grito de las gentes. El voto siempre es hostil. Quién que haya tenido contacto con oficinas no tienen algún reproche que hacerles o alguna maldición que pronunciar contra ellas. La palabra “Burocracia” evoca el espíritu, todo un mundo de papeleos, de requisitos, de trámites, de sellos, firmas, demoras,  irresponsabilidades y a veces opresión o lo que es más grave y frecuente “corrupción”. Para el público la “empleomanía” significa trabajo ineficiente, lentitud en el despacho de los asuntos, la acumulación de privilegios, arrogancias, insolencias, humillación del ciudadano que acude a los servicios oficinescos, el anquilosamiento de las estructuras administrativas, la hipertrofia burocrática, la ineptitud y la deshonestidad y la marcha de la administración casi siempre es paquidérmica, demorada, complicada y exasperante.

 

Por muchas razones el aparato burocrático se torna anti-ético, inamistoso y opresor. Alguien decía que la burocracia es como una montaña de papel, que se enfrenta a la otra montaña de papel para frustrarlo todo. Su Consigna es “No hagas mañana lo que puedas hacer pasado mañana”. La llama “tramitología” y  se convierte en un lucrativo negocio para los traficantes y corruptos.

 

Muchos empleados estatales y el sector privado piensan que cuando ejecutan un trámite legal o reglamentario le están haciendo un favor “personal” al ciudadano. La ciudadanía gratifica con regalos, atenciones y obsequios a los funcionarios, los envalentonan y les dan aún más importancia de la que estos creen que encarnan o representan. A la virtud no la destruyen únicamente los crímenes, sino también los obstáculos que de mala fe que se interponen, en perjuicio  inmotivado de terceros. No es  ya la indolencia, sino también la inercia torcida y la pasividad injustificada.

 

Álvaro Gómez Hurtado tenía teorías y diseños para hacer más expedito, dinámico,  ágil y transparente al Estado. Fue enemigo vehemente de la “tramitología”. Recordaba los 15 y hasta 22 pasos que debe dar un ciudadano para obtener una licencia de funcionamiento, un paz y salvo o llenar un requisito. Si una persona debe organizar legítimamente un establecimiento comercial tiene que dar 22 pasos y puede durar hasta dos años cumpliendo las exigencias. Todo esto conduce a la corrupción, a la deshonestidad, a las propinas, mordidas y entrega de dineros clandestinos. La corrupción surge por acción o por omisión. Venta de favores, conceptos, decisiones, resoluciones, sentencias al mejor postor. Los corruptos construyen mal y caro.

 

Hay que pagar por la ejecución de obras, propias de la función pública. Se pagan estudios y consultas con precios muy altos sin necesidad.

 

El alcalde Petro hizo 5.000 nombramientos de empleados. Son las famosas nóminas paralelas. El Estado, ha informado “Semana”, en los últimos cinco años ha puesto en nómina a 10.000 ciudadanos. Los países pobres o subdesarrollados siempre acuden al Estado para arreglar sus problemas económicos. Las potencias concentran la riqueza en el sector privado, multinacionales, comercio, industria y negocios. Algunos países han creado la figura del “Ministerio de desburocratización”, con un gran asesor sin sueldo, para suprimir a tanto parásito.