“El presente es una condensación del pasado”
DISCIPLINA HISTÓRICA
Jaime Jaramillo y las academias
SE podría afirmar que la “disciplina histórica” se divide en dos épocas: “antes y después de Jaime Jaramillo Uribe”. Tuvo expresiones audaces: “Un historiador colombiano es un océano de datos, con un centímetro de profundidad”. En el prólogo a la Historia de Colombia elaborado por Colcultura entre volúmenes criticó así a los “investigadores nacionales”... No tenemos investigadores de tiempo completo... La inmensa mayoría le dedica a esta disciplina fragmentos de días y las horas que le roban al trabajo, actividad esencial para la subsistencia... Marc Bloch dice que el historiador auténtico tiene que dominar la ciencia archivista, la paleografía, la filosofía, la crítica textual... Carecemos de un instituto de investigaciones especializadas, comparable al que desde hace años existe en el país, dedicado únicamente a la filología y el lenguaje como el Caro y Cuervo, o que pueda equipararse con una institución como el Colegio de México, donde en el curso de cuatro décadas han salido dos o tres centenares de obras que no desmerecen ante sus similares europeas, entre ellas la gran Historia de México que dirigió Daniel Cossio Villegas... Nuestra Academia Colombiana de Historia, por la escasa ayuda económica del Estado, por la índole de su composición y sus fines específicos, su labor es muy limitada...
Siempre consideré injusta la crítica del valioso historiador Jaime Jaramillo Uribe a nuestra meritoria Academia Colombiana de Historia, hoy dinámicamente dirigida por los catedráticos Juan Camilo Rodríguez Gómez, Eduardo Durán Gómez, Luis Horacio López Domínguez, María Clara Guillén de Iriarte, Roger Pita Pico y Hernán E. González González, sacerdote jesuita. También esta Academia, como la mexicana, publicó en 30 macizos volúmenes -Editorial Lerner- la Historia de Colombia con participación de historiadores gigantescos como Luis Duque Gómez, monseñor Mario Germán Romero, Pilar Moreno de Ángel, Alberto Corradine Angulo, Jorge Morales Gómez, Javier Ocampo López, Carlos José Reyes Posada, Roberto Pineda Camacho, Benjamín Ardila Duarte, Antonio José Rivadeneira Vargas, Aunque no todos los que acabo de mencionar, son “coautores” de la Historia extensa de Colombia, han hecho publicaciones de indiscutible categoría académica.
La Academia Colombiana de Historia igual que la Academia de México, que tanto admiraba Jaime Jaramillo Uribe, ha puesto en circulación más de 200 libros sobre temas históricos de académicos respetadísimos y su revista se aproxima a mil números editados y distribuidos en América y España.
Es muy subjetivo, caprichoso y personal, sostener que un historiador vale más que otro. A multitud de historiadores de todas las tendencias, edades y corrientes, se les critica por ciertos enfoques en sus libros, los sesgos, el estilo, la poca profundidad filosófica, el relegar temas básicos, las preferencias, las simpatías y los desafectos, el énfasis en lo anecdótico, el dominio de lo literario sobre lo científico.
Para nuestra Academia Colombiana de Historia, por encima de toda consideración, la historia está presente y nos rodea en todas las horas, pues no es otra cosa que la misma vida. El presente es una condensación del pasado. Nos movemos en el triángulo “ayer, hoy y mañana”. La tierra se hace historia desde que el hombre la toca. Solo la historia nos da sentido de pertenencia, fuerza y personalidad. Estamos atados a la nación por todo lo que precede, por lo que sigue y por lo que hacemos; por el pasado y por el porvenir.