CARENCIA DE FORMACIÓN Y ORIENTACIÓN
El embarazo en adolescentes
Los datos son alarmantes. De cada cinco colegialas entre 14 y 16 años, una resulta embarazada. Esto se debe a la poca y deficiente educación sexual. Según los médicos, estos embarazos prematuros ofrecen problemas, pues el organismo de la menor no está completamente desarrollado. A lo anterior se suma el rechazo o la incomprensión de que es víctima la joven, por parte de su familia, del colegio en que estudia y del mismo grupo social en que se desenvuelve su vida.
A la adolescente embarazada le toca afrontar sola la maternidad, pues si los progenitores no la expulsan del hogar, le hacen imposible la convivencia.
Un bebé nacido en estas circunstancias, debe padecer mil problemas, psíquicos, morales y físicos. El maltrato ambiental lo traumatiza grave e irreparablemente. Esta es la amarga realidad que debe afrontar la adolescente que por ignorancia resulta embarazada. La tarea del educador es orientar y luchar para que la menor tome conciencia de su responsabilidad sexual.
A la juventud no se le ha preparado para ser protagonista de su propia sexualidad, sino víctima de ella. Melba Arias Londoño sostiene: “El adolescente es sexualmente irresponsable, no de manera natural, sino como producto de la cultura; ni la familia, ni la escuela, ni los medios, se han preocupado para formar adecuadamente a los jóvenes... ”
En la juventud se ha generalizado una actividad sexual cada vez más precoz y frecuente. Estos comportamientos sexuales prematrimoniales a veces se miran con indiferencia, sin profundizar en las consecuencias negativas en el ámbito social. La moda, los bailes, las fiestas, el alcohol, el menosprecio de los valores, incitan a las relaciones frívolas e irreflexivas. Cuando surge el drama del embarazo, la juventud confundida no sabe si acudir al aborto, huir del hogar, o suicidarse.
A la adolescente hay que plantearle el problema concreto, discutirlo con realismo, analizar ejemplos dolorosos, ver los pros y los contras de las circunstancias cotidianas. Es un asunto que amerita estrategias precisas y adecuadas para desarrollar políticas ilustrativas a la juventud sobre la responsabilidad, por ejemplo, de traer un ser al mundo, sin querer que esto ocurra.
Al Estado le compete velar y proteger a este segmento de la población con programas de orientación para también inculcar el sentido de responsabilidad, con su propia vida, su futuro, sus aspiraciones, que pueden verse muy afectadas por un embarazo no deseado, que implica una situación nueva para la menor que en ocasiones resulta muy compleja y puede incidir en estados de depresión y angustia frente al reto que se le presenta de improviso y que no está preparada para enfrentarlo.
No se trata de una cuestión intrascendente. Es algo muy serio que concierne también a la salud pública, lo que pasa con los embarazos a temprana edad.