El conservatismo y Efraín Cepeda
No ama verdaderamente a su país quien no lo desea mejor. La mentira despierta los sentidos, la verdad despierta la conciencia. Para llegar a la fuente hay que nadar contra la corriente. Vivimos una época de crisis y esa crisis tocó fondo. Efraín Cepeda Sarabia, como líder del conservatismo ha luchado y viene luchando por unas ideas muy concretas: la moral, un mejor posicionamiento de la mujer, el protagonismo de la juventud, la disciplina y sobre todo, la defensa de los más débiles en la sociedad.
Quizá uno de los dramas que más golpea al país es el desempleo. La persona sin recursos y sin ocupación -el 19% en el Chocó, La Guajira, el Cesar, según el mismo DANE- representa la expresión trágica de la pobreza y de la miseria y sus consecuencias lesionan la dignidad humana: la inútil búsqueda diaria de trabajo cuestiona a la persona consigo misma y con la sociedad y le destruyen la autoridad familiar; el desempleado se debate en la incertidumbre, la inseguridad, y esto lo llena de escepticismo y de odio contra una sociedad sorda y ciega frente a su amargura.
La expansión demográfica, los fenómenos migratorios, el avance tecnológico, la deficiente capacitación educativa, se convierten en fuentes de desempleo. El ejército de desempleados es mayor en las metrópolis por las corrientes migratorias a las capitales. A su turno, el hacinamiento de los miserables se localiza invariablemente en las afueras o periferias de las urbes más populosas. Los cinturones de miseria cada vez son más grandes y amenazantes.
En Colombia, Gobierno, sector empresarial, clase política, tienen un poderoso desafío. Crear frentes de trabajo. El reto es complejo, si pensamos en la recesión económica mundial que tanto afecta a los países tercermundistas, casi siempre en las afueras del desarrollo, la tecnología y la ciencia. En EE.UU., en estos días va a aprobar el Congreso americano un subsidio por 200.000 millones de dólares en favor de la región rural. Esto quiere decir que nos pueden inundar de comida barata, sacando del mercado la producción agrícola nacional, con aumento automático de la grave crisis económica que sufrimos.
Toda solución a esta situación tiene mil frentes. Educar con más sentido económico a las nuevas generaciones. Todo lo orientamos hacia el seudo-humanismo y las disciplinas que aparentemente dan prestigio, posición y fama. Tenemos 300 universidades y solo un SENA, con unas pocas seccionales. Los dragones asiáticos enfatizan en la capacitación comercial, en la productividad, en la industria, en la explotación técnica de la tierra. En la nación sobran 300.000 doctores sin puestos y faltan millones de técnicos, de empresarios y de creadores de riqueza. Nuestro desempleo es crónico y estructural. Para crear una empresa mediana hay que dar 22 pasos. Tanta burocratización, tanta traba desmoralizan al más valiente y audaz.
En una conferencia en el CEC -Centro de Estudios Colombianos-, un Presidente inició su intervención así: No quiero discursos. Háganme preguntas. Y mi pregunta instantánea, fue así: cuando uno era joven le repetían, estudie y triunfarás. Hoy tenemos más de 300.000 doctores sin empleo. En la adolescencia se nos enseña que se nace para ser doctor y buscar puesto. No. En la raza anglosajona se le grita a la gente: La riqueza no existe; la riqueza hay que crearla. Se viene al mundo a dar puestos y no a mendigarlos. Es pobre y detestable una educación que forma solo para ser burócrata. Tenemos que cambiar la burocracia parasitaria, por la burocracia productiva.