Los sabios de Colombia
La circunstancia de la cultura colombiana, su atmósfera, su factum, es el aldeanismo. ¿Cómo negar esa paralizante actitud que nos impide concebir nuestras propias ideas, proteger los valores propios y defender con vigor y firmeza a las grandes figuras que ha dado Colombia?
Aceptamos sumisamente ir a remolque. Nos da miedo actuar con la fuerza y la arrogancia de una locomotora. La Universidad del Meta, fundada y dirigida por el humanista Rafael Mojica García -autor de doce libros- ha puesto en circulación un estudio polémico y vital. Lo ha titulado Los sabios de Colombia. El volumen ha sido elaborado por la moderna imprenta de la Fundación de Periodistas de América, que preside el académico Alberto Hinestrosa. Se trata de una edición muy lujosa y de enorme tamaño, fotos a color y multitud de datos biográficos sobre centenares de colombianos que han sobresalido en la ciencia, el humanismo y la técnica. Las 324 páginas se leen con curiosidad, ansiedad, sorpresa y regocijo. En el Hay Festival en Cartagena, el autor Rafael Mojica y el suscrito entregamos personalmente la publicación a Vargas Llosa, Savater y otros invitados de fama continental. Juan Gossaín aplaudió la inclusión de numerosos genios costeños como Rafael Núñez, Nieto Arteta, García Márquez, Obregón y muchísimos valores más que han brillado en la educación, la tecnología, la poesía y las artes en todas sus manifestaciones.
Fue muy injusto el inmenso humanista Carlos Lozano y Lozano cuando en famosa polémica contra Rafael Núñez -tuvo de contradictor a José de la Vega- repitió hasta el cansancio la “insignificancia intelectual y académica de Colombia frente al mundo”. Rafael Núñez, dicho por la crítica continental, fue el más grande estadista de América Latina. A Miguel Antonio Caro se le llamó genio por prestigiosos críticos europeos como Menéndez y Pelayo y Juan Valera. Cuervo y Caro fueron polígrafos asombrosos. De Caro se comentó que superó a José de Maistre. Desafió la efímera popularidad, para recrearse, en cambio, en la contemplación de las ideas puras y eternas de las formas perfectas. Luis López de Mesa expresó que Caro estaba a la altura de los grandes “Padres de la Iglesia”. Luis López de Mesa sigue siendo un portento, un coloso, algo que se pierde de vista en lo sociológico, filosófico y literario. Tuvo la audacia de plantear teorías novedosas y tremendas. Sus libros, más de 22, son consultados en el viejo y en el nuevo mundo. Rafael Uribe Uribe, tan defendido por Otto Morales Benítez y Eduardo Santos, fue un investigador y movilizador de ideas excepcional. Su prosa es armónica, cadenciosa, densa y nutritiva. Carlos Arturo Torres fue un sistematizador en el ámbito ideológico. José Enrique Rodó se ocupó extensamente en su obra maestra Los ídolos del foro. Rafael Pombo ha sido traducido a varios idiomas. León de Greiff, Silva, Barba Jacob, José Eustasio Rivera, Jorge Isaacs, son muy elogiados en la magnífica obra de la Universidad del Meta. El Indio Uribe, Antonio José Restrepo escribieron sus catilinarias desde cumbres inaccesibles. Chateaubriand afirmó que Vargas Vila fue un coloso en el terreno del panfleto, de una estatura semejante a la de Víctor Hugo.
Defender lo propio es un acto de patriotismo.