Dios, dame tiempo
El padre Omar Benítez Lozano, sacerdote de la Prelatura del Opus Dei, Ingeniero de Petróleos, Filósofo, Magíster en Educación, Doctor en Teología, quien ha trabajado en actividades de formación, liderazgo y familia en diversos centros culturales y en instituciones educativas, así como promotor de acciones solidarias en barrios marginales, ha presentado recientemente en el Gimnasio los Cerros su libro Dios, dame tiempo para vivir, una historia de fortaleza y fe para afrontar el cáncer. Precisamente, el doctor Hernán Peláez Restrepo ambientó el libro y narró su testimonio de vida sobre el tema central del texto.
Benítez, basado en diversas historias de la vida real, construye en dieciséis capítulos y 230 páginas una narración testimonial, que nos presenta los momentos de angustia que surgen ante la enfermedad, la búsqueda propia del sentido de la vida en medio del dolor, la incertidumbre ante cualquier desenlace y la necesidad del consuelo, tanto espiritual como físico, para lo cual, la familia es lo más importante.
El libro se desarrolla inicialmente con la historia de John, un profesor de colegio, casado, con tres hijos, quien no quiere renunciar a la vida a pesar del sufrimiento y que llevando inicialmente una vida normal, por una aparente gastritis visita al médico y, luego de unos exámenes supuestamente rutinarios, se ve diagnosticado de cáncer. Ahí comienza su dilema: ¿Cómo se lo digo a mi familia? ¿Por qué me pasó a mí? ¿Debo operarme? ¿Voy a morir?
La obra es un testimonio conmovedor de alguien que no quiere renunciar a la vida y que no obstante el sufrimiento, encuentra en la fe en Dios y en el amor de sus parientes, la serenidad para seguir viviendo, o para despedirse, en caso de que el tiempo concedido por Dios llegase a su fin.
Otro mensaje del libro es el valor del amor humano, que se traduce en el estribillo de una canción: “Corazón que no quiera sufrir dolores, pase la vida entera libre de amores”, que luego dice: “Quien no sabe de penas en este valle de dolores, no sabe de cosas buenas, ni ha gustado de amores, pues, penas es el traje de amadores”.
¿Qué pasa finalmente? El desenlace es conmovedor, la historia nos lleva a apreciar cómo ha de ser el camino siempre, pues nunca sabemos cuál es el último trayecto; nos muestra que siempre somos -por el hecho de vivir-, unos ganadores, unos valientes, pero a la vez, unas personas que debemos tener la seguridad de que Dios, que no se deja ganar en generosidad, siempre sabrá recompensar los esfuerzos de quienes se dejan abandonar en sus manos.