El incansable Francisco
“Su itinerario es trabajar, callar, sonreír y perdonar”
He tenido por cuarta ocasión la oportunidad de ver de cerca al Santo Padre en Roma, quien sigue como norma de vida, en este año de la Misericordia, este itinerario: “Trabajar, callar, sonreír, perdonar”, pues como vicario de Cristo se “acurruca ante Él para hacer su voluntad”.
La marca “Francisco” es su promesa, su nombre, su identidad, su “personal branding”, un conjunto de intangibles que siente que se cumple una realidad, la de calidad, trabajo bien hecho, preocupación por los demás, etc., lo cual, según los expertos coincide con el mensaje: Si tu producto no es de belleza, tu marca no es de calidad.
Hoy en día, el nombre del Papa es la marca con más identidad corporativa, que sirve para sumar, que se identifica, con una “cultura institucional”, que es la de llevar el mensaje de Cristo al mundo.
Así como Francisco es un modelo a seguir, debemos hacernos esta pregunta: ¿Cómo articular la información con la reflexión y con la práctica innovadora para que el cóctel quede completo? Pues poniendo en vida cada día un valor, vivir lo que hacemos con rectitud para que logremos convencer; practicar un espíritu de cooperación y no de competencia; y Tratar a veces de quitarse el mérito, para poder mostrar la realidad.
El inicio de este cuarto año del Pontificado ha permitido cambiar el clima de opinión pública de la Iglesia, ya que a su llegada la coyuntura era difícil por los casos de pedofilia, el vatileaks y otras situaciones en el manejo de las finanzas vaticanas que hacían pensar que la Iglesia predica pero no aplica.
Francisco se ha convertido en referente moral y tiene mucha credibilidad y confiabilidad, recordando los mejores tiempos de Juan Pablo II y, aunque para los católicos es la acción del Espíritu Santo, para los no católicos se explica en siete puntos con correlato de comunicación: (i) El Papa ha hablado de una Iglesia en salida: es mejor una Iglesia accidentada que una Iglesia pasiva; (ii) Volver a lo esencial del mensaje: Jesucristo, como lo ha dicho en la Evangelium Gaudium; (iii) Una Iglesia de los pobres y para los pobres; (iv) Un lenguaje sencillo y claro; (v) Una acción evangelizadora; (vi) Ser, hacer y decir: Coherencia y, (vii) Contagiar alegría, eso es comunicar la Fe.
Hay que actuar, hay que sentir que las cosas buenas pueden trascender y así lo ve Francisco, a quien podría aplicarse esta frase de Confucio: lo vi y lo olvide, lo leí y no lo recuerdo, lo viví y lo sentí.