Henry Bradford Sicard | El Nuevo Siglo
Jueves, 15 de Enero de 2015

“Créditos de libre inversión son obligaciones que se contraen”

 

El endeudamiento

 

Ahora, a pagar

 

Terminadas  las festividades de fin de año, entre las que sobresalen almuerzos, novenas, festejos de Navidad y de año nuevo, llega el momento de reincorporarse a la cotidianidad. Sin duda es un momento difícil acoplarse al ritmo de vida que hoy se exige, pero todos llegamos con muy buena energía y con numerosos propósitos por cumplir durante este año. Sin embargo, nos acompañarán durante una buena parte del año las deudas que contrajimos, principalmente durante el final del año pasado.

El mes de diciembre es, históricamente, el momento de mayor consumo y gasto, marcado por la euforia y el optimismo que se vive durante la época navideña. Las familias colombianas gastan billones de pesos en compras, muchas de ellas utilizando recursos propios provenientes de las primas de Navidad, de bonificaciones o de ahorro; no obstante un porcentaje muy alto se hace utilizando el crédito, lo que lleva  a sentir el “guayabo” crediticio en la medida en que empiezan a llegar los extractos de las deudas y toca rebuscar fondos para el pago correspondiente. Se estima en casi 5 billones de pesos, el monto que durante el pasado mes de diciembre utilizamos los colombianos a través de tarjetas de crédito, para gastos y consumos.

Colombia continúa su senda positiva en cuanto a crecimiento económico, disminución del desempleo, fortalecimiento de la clase media, aumento del consumo de los hogares y optimismo generalizado por parte de la mayoría de ciudadanos. Esto se refleja, entre otros aspectos, en el incremento del endeudamiento por parte de las personas naturales. La cartera total, en el sistema financiero, está cerca de los 300 billones de pesos, de los cuales un porcentaje alto corresponde a créditos comerciales y de consumo. Dentro de este panorama considero vital que recordemos que los créditos de libre inversión o las tarjetas de crédito que nos ofrece el mercado con bastante frecuencia, no son una ampliación o extensión de los ingresos de la familia; son, por el contrario, obligaciones que se contraen y que se deben poder cubrir con los ingresos que llegan a los hogares.

No es recomendable buscar nuevos endeudamientos para hacer frente al pago de las obligaciones, porque empiezan a producir un efecto de “ahogo” dentro de la familia y pueden generar una situación de iliquidez con graves consecuencias para el hogar. Así como no es recomendable acudir a entidades financieras para un crédito adicional,  mucho menos acudir a agiotistas o prestamistas, que además de cobrar elevadísimos intereses, muy superiores a los establecidos legalmente, no están controlados por ninguna entidad del Estado y tienen formas de cobro, que en muchas ocasiones son muy enérgicas.

Así que mientras pasa este “guayabo” financiero es importante que logre poner en orden sus deudas para evitar inconvenientes más adelante y que tenga un manejo cuidadoso de su relación con las entidades financieras para evitar ser reportado, situación que le puede acarrear problemas en el futuro. Es necesario conocer muy bien cuál es su capacidad de endeudamiento real o mejor, cuál es su capacidad de pago, antes de seguir utilizando créditos.