Desempeño económico
La semana pasada conocimos los resultados del Producto Interno Bruto (PIB) correspondientes al primer semestre del año; nuestra economía creció en 5.4%, y se ubicó entre las que mejor comportamiento han tenido durante los últimos meses en todo el mundo; sin embargo, el crecimiento obtenido en el último trimestre fue menor al que esperaba el mercado. Este resultado ha generado que se ajusten las proyecciones de crecimiento económico para el 2014, las cuales el Gobierno estima en 5%.
Haciendo la división por sectores, los que mejor desempeño mostraron durante los últimos meses fueron construcción (14.2%), establecimientos financieros, seguros y actividades inmobiliarias (6.1%), actividades de servicios sociales, comunales y personales (6.1%) y comercio, restaurantes y hoteles (5.2%). Respecto de los sectores que peor comportamiento tuvieron, se destacan la industria manufacturera (0.9%), explotación de minas y canteras (1.7%), suministro de electricidad, agua y gas (3.3%) y la agricultura y ganadería (3.8%).
El bajo crecimiento de la industria manufacturera deja un sabor agridulce; es positivo que haya crecido a diferencia de otros períodos en los que había decrecido, pero muestra una realidad sobre la que se debe trabajar; esta industria debe convertirse en uno de los motores de nuestra economía, puesto que contribuye en gran medida al empleo y a la producción con valor agregado, lo que a largo plazo constituye desarrollo y crecimiento sostenible. La ministra de Comercio, Industria y Turismo, estableció que la política industrial del país tendrá un enfoque regional, con el objeto de que las empresas colombianas encajen de forma organizada en cadenas de valor locales y globales. De igual forma, pretende fortalecer las exportaciones a través de programas de formación y asesoría, principalmente para pequeñas y medianas empresas.
El otro sector que se encuentra muy rezagado y que debería ser motor de crecimiento, es el agropecuario; durante el primer semestre del año ha mostrado un comportamiento poco satisfactorio, a pesar de que es a través de éste que se logra impactar la calidad de vida de los campesinos, en áreas rurales. Asimismo insisto, como lo he venido haciendo en varias de las columnas que he escrito, en que solamente a través de crecimientos sostenibles del sector agropecuario se logrará convertir el campo en terreno clave para el proceso de paz que todos esperamos alcanzar, generando grandes oportunidades para la población civil. El Gobierno tiene en marcha varios programas de apoyo a diversos subsectores, como es el caso de palma, arroz, plátano o leche, con el fin de incrementar su competitividad y lograr que los pequeños agricultores mejoren su procesos para aumentar la productividad. Sin embargo, el atraso del país en cuanto a la industrialización de la producción agrícola y a la infraestructura, impacta de forma directa todos estos proyectos y aspiraciones; si los campesinos no logran movilizar de forma eficiente sus productos, nunca podrán ser tan competitivos, ágiles y rentables como desea el actual Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural.
Mucho camino por recorrer y muchas oportunidades para no dejar pasar.