GUILLERMO LEÓN ESCOBAR | El Nuevo Siglo
Martes, 11 de Febrero de 2014

La ONU contra Francisco

 

Para  que vayamos entendiéndonos, la pederastia y todo lo que ella conlleva es execrable. No hay disculpa alguna. Es una página negra en la historia de la Iglesia y eso no tiene atenuantes. Son muchos los que deben amarrarse la piedra del molino al cuello y arrojarse al fondo del mar. Y quienes sabiéndolo los han defendido y han cerrado los ojos deben pedir perdón y someterse a la ley. ¡Esto es claro!

Claro es también que hay que hacer más que lo posible para que esa situación  jamás se vuelva a presentar.

Pero querer ignorar lo que se ha realizado en el Vaticano para confrontar esta situación dolorosa y tratada erróneamente no es noble por parte de la ONU. Desde antes de la muerte de Juan Pablo II el cardenal Ratzinger denunciaba -en la IX Estación del Via Crucis celebrado en el Coliseo- con las palabras más claras posibles toda la porquería que encierra la degradación de ese delito. La ONU que se informa de todo lo ignoró desvergonzadamente y esta palabra es poco.

Tampoco se dieron cuenta de la lucha interna del Papa Benedicto que impuso su sabiduría y buen sentido contra un grupo de  cardenales que seguían sosteniendo que la Iglesia es una sociedad perfecta y por tanto arregla sus problemas ella sin recurrir al mundo donde se mueve. El Papa Ratzinger define que una cosa es el pecado y otra es el crimen y éste se paga ante la sociedad civil y eso se volvió norma y conducta. Los sabios de la ONU tampoco se enteraron. Y cierran los ojos ante la actitud tomada frente al caso del pederasta Maciel que a todos asombró positivamente menos a la entidad supranacional. Tampoco supieron de los dolorosos gestos de humildad pidiendo perdón a las víctimas en toda parte donde fue y de las destituciones o cese del ejercicio de autoridad y poder de varios cardenales, arzobispos y obispos por haber tolerado y cerrado los ojos ante la criminal actividad y el castigo definitivo a cientos de curas que hoy dan cuenta ante la autoridad civil que según el caso aplica la prescripción del delito en tanto que la Iglesia ha aumentado el tiempo para declararlo. Los sabios de la ONU no se enteraron y no lo hacen porque se vendría abajo no la denuncia que es justa sino su ideologización y su voluntad de golpear a la Iglesia.

Y menos aún se han querido dar cuenta de que la llegada de Francisco ha profundizado la decisión de ir “más a fondo”. Ignoraron la comparecencia de la Santa Sede en Ginebra y dieron ahora publicidad a un documento ya escrito meses atrás.

No es la ONU fiscal y además hay en su historia páginas vergonzosas. Lo que sucede es que detrás de esto va a llegar la condena a la Iglesia por defender la vida de los niños que la ONU a través del aborto ha condenado a muerte anticipada y otras posturas que tratan de imponer el relativismo. “Un burro hablando de orejas” dice el refrán.

guilloescobar@yahoo.com