GUILLERMO LEÓN ESCOBAR | El Nuevo Siglo
Martes, 2 de Julio de 2013

Recuperación del Banco Vaticano

 

Se está seguro de que el Papa Francisco sí logrará meter en cintura al Instituto para las Obras Religiosas (IOR) impropiamente llamado Banco Vaticano. Hay gente de poco criterio que se molesta cuando se habla de estas miserias que ocurren en el interior de alguna institución eclesiástica y pretenden olvidar que han sido los mismos pontífices los que han alertado sobre este tipo de problemas que son reales y que es cierto dañan la gran tarea positiva que se empeña la Iglesia en realizar. Es gente sin criterio, en contravía de la verdad olvidando que en el ocultamiento triunfa la mentira.

Pio XII fundó este Instituto en 1942 con la convicción de que iba a ser un instrumento positivo para las tareas de la Iglesia en el mundo. Se puede dar fe inocultable del buen actuar del IOR y ha sido tan efectivo que lamentablemente ciertos sectores de la mafia pusieron sus ojos en él. Albino Luciani -después Juan Pablo I- se dio cuenta y valientemente  confrontó a los sospechosos. Su muerte temprana -se dice- impidió que tomara medidas contundentes.  Fue una época dura que trajo a los medios figuras como la del arzobispo Marcinkuz, el banquero Calvi que  fue asesinado en Roma y llevado a ser colgado simbólicamente en Londres en el puente Blackfriars y el envenenamiento del mafioso Sindona y la mención de la logia P2 y toda una serie de miserias que muchos conocieron y callaron para luego  romper vestiduras  a destiempo. Luego -eso sí- de haber estigmatizado a quienes tuvieron la valentía y el coraje de denunciar a los culpables. Cuando Juan Pablo II lo supo tomó medidas alejando al arzobispo Marcinkuz del “banco” y sancionándolo ejemplarmente. Pero el tumor continuó y como siempre perfeccionó sus técnicas y no puede ocultarse que un porcentaje absolutamente mínimo de cuentas se manejaron dentro del bárbaro estatuto de la corrupción. Benedicto XVI asumió investigaciones. Los que no tenían conciencia limpia encargaron la sustracción y robo de documentos, aun de aquellos que reposaban en el escritorio del Papa. Se destituyó a un presidente y pocos días antes de dejar el cargo nombró a  Von Freyberg un Caballero de la Orden de Malta quien en un importante reportaje colocó en blanco y negro las formas de la crisis. Se dice que la dificultad de encontrar una solución fue una de las razones que llevó a Benedicto a la renuncia. Pero le entregó a Francisco todo lo sabido y este con su inalterada personalidad tomó la decisión de intervenir el IOR y de no recurrir sino al contrario facilitar la detención de un funcionario -monseñor que no obispo- por las autoridades italianas. Estupenda señal de voluntad de trasparencia que ojalá atendieran los comunicadores que ya lo convirtieron en obispo y en gran personaje.

Se puede decir que ha comenzado la limpieza en el mundo vaticano en donde se reconocerá a quien ha trabajado honestamente y se pedirá cuenta a quien haya abusado.

Francisco se las trae. Pobreza y honradez se pertenecen. Decir la verdad no daña a la Iglesia, la sirve.

guilloescobar@yahoo.com