La madre Laura (I)
“Renace Santa en la cotidianidad de Colombia”
Este año de 2013 nos ha traído una serie de buenas noticias a la generalidad de los cristianos-católicos que permiten pensar y aspirar a un futuro mejor: la renuncia de Benedicto XVI para facilitar la llegada de uno que tenga renovadas fuerzas para dar el golpe de timón que el mundo espera de la Barca de Pedro, la elección de Francisco como Pontífice y el lenguaje de gestos que el nuevo Papa viene desarrollando y que superan en mucho las interpretaciones sensacionalistas de los que desde los medios no logran trascender la superficie de los significados.
En medio de esos dos pontificados está la figura de Laura Montoya. Es herencia del Papa Benedicto quien el día de su retiro anunció la fecha de la canonización y será el primer gran encuentro del Papa Francisco con América Latina, meses antes de la Jornada de la Juventud . La figura de Laura une los dos pontificados y reorienta la mirada hacia nuestra América.
Es una Santa enorme por lo sencilla y por lo profunda a la vez; la caridad contemporánea la inauguró ella al centrarla en los grupos indígenas, en los afros y en todos aquellos que independientes del color o del origen hacen parte de los migrantes, de los desarraigados, de los excluidos y de aquellos que están recobrando, paso a paso, sus señas de identidad extraviadas en una conquista y una colonización a más de una formación democrática de la nación que siempre los ignoró.
El presidente Eduardo Santos fue su gran admirador y la honró con la Cruz de Boyacá, colocándose aún en vida, y hay que decir que si ha habido alguien que apreciara su obra apostólica y de desarrollo fue él. Ahora, el presidente Juan Manuel Santos vendrá a Roma a saludar con la presencia suya a esta patrona nacida para promover la paz de un país que debe alejarse de la fatal “cultura de la muerte”.
Será necesario que se hable de ella porque no es tan solo una Santa para Colombia, sino para los países andinos en donde son alma y nervio de un proceso de “humanización” que se cumple a fondo y son cerca de 16 naciones que han de asociarse al júbilo porque esta mujer –paisa de inteligencia y de nervio – traspasó fronteras y en forma de “lauritas” va dinamizando un carisma válido en el hoy y en el mañana.
La presencia del jefe del Estado confirmará en todas sus facetas a esta creadora de concordia y convivencia, generadora de tranquilidades mucho más allá de los problemas graves que encontraba frente a cada decisión y a esa mujer llena de un liderazgo orientado a la paz .
Hace bien el Presidente asociándose a esta compañía ya que todo mandato es para la paz. Y vendrá a decírselo a Laura y a Francisco porque el gran desafío no es el de ganar la guerra sino aquel de ganar la paz, de la que muchas veces rogamos ser instrumentos ciertos de ella.
Laura renace Santa en la cotidianidad de Colombia.