Todo no vale nada
Hace unos días recibí una amable comunicación del doctor Vega, persona que ha dedicado sus tareas al cuidado y análisis de la obra de De Greif el gran poeta. Me corregía el haber escrito bajo comillas atribuyéndoselo aquello del “Todo no vale nada y el resto vale menos” cuando en verdad según el estudioso ha de ser “Todo no vale nada, si el resto vale menos”. Prometí hacer constancia de la corrección y es lo que hago.
El problema es de cómo se aprenden las cosas. En la Librería Universal -creo de propiedad de Daniel Ceballos, el filósofo que recién retornaba de Alemania de trasegar con los textos de Heidegger-, éramos acogidos al final de los años sesentas y principios de los setentas por la inolvidable doña Mireya Velásquez algunos que hablábamos de literaturas y nos contábamos de las cosas leídas y de los versos aprendidos. Había quienes declamaban o leían en voz alta de Rubén Darío, otros de Machado, algunos de León y otros comentaban de Borges o de Fernando González .
Teníamos como estudiantes o “pichón de graduados” cuadernos de notas en donde se anotaban citas, frases, referencias u ocurrencias y a la primera oportunidad las usábamos, las hablábamos con otros y era como una formación continuada en terrenos de la literatura.
Allí fue donde escuché la bendita frase o creí escucharla de esa forma; hoy medito si
habrá sido error de quien nos la dijo o error de oreja de quienes la escuchamos pero el caso es que desde hace 45 años se la vengo atribuyendo al gran autor y solo ahora tengo el dato de que eso no es correcto.
Aprender de oídas es un riesgo. Acostumbrado a citar para no hurtar pensares pues me resultó positivo una posibilidad de aprendizaje tardío con mi corrector y una generosidad suya con el envío de unos anexos sobre De Greiff que me han deleitado.
Sin embargo, me ha surgido un problema ya que los que acostumbramos a tertuliar de literaturas vamos a tener que exigirles a quienes nos dan a conocer saberes interesantes la prueba tipográfica o a usar en las citaciones provenientes de la oralidad esa fórmula de “como decía alguien” o inventar alguna más elegante que nos permita estar en calma con ocurrencias ajenas.
Ahora tengo el problema de que no sé qué hacer con la frase “todo no vale nada y el resto vale menos” que ha tenido éxito y no sé si apropiármela o atribuirla a algún amigo de esas tertulias de quien presumo haberla escuchado. En verdad las dos frases apuntan a pensamientos diferentes y como apenas ahora me entero de la de De Greiff he entrado en meditaciones elementales.
Debo decir que estoy contento de la aclaración y ojalá tuviéramos el tiempo y la elegancia de saber reconducir errores e imprecisiones al cauce del pensamiento que las origina.
Por el momento me ocupo de una vieja publicación que compré en la Librería Aguirre de Medellín de poemas de León como dulce penitencia literaria.