GUILLERMO LEÓN ESCOBAR | El Nuevo Siglo
Martes, 15 de Abril de 2014

Dos santos y una aclaración

 

Ha querido el Papa Francisco programar para el mismo día la canonización de Juan XXIII y la de Juan Pablo II. Hay algunos periodistas que “trayendo de los cabellos” informaciones por fuera de contexto hablan dizque de la “jugada maestra” de Francisco cuando en realidad no hay nada más lógico que hacerlo el mismo día, en la misma festividad ya que son dos Papas que encierran toda una época. La maestría de Juan XXIII al citar el Concilio aún contra el parecer de los vaticanistas y sabios de entonces y la recuperación del tema de la iglesia pobre para los pobres y de la Encíclica “Paz en la Tierra”. El no menor mérito de Juan Pablo II, predicador incansable  de la renovación, del esplendor de la verdad y de la consolidación doctrinal finalizada por el Papa Ratzinger fue tarea verdaderamente reconocida por todos y no es necesario demostrarlo.

Claro está que los que tildan a Juan XXIII como “revolucionario” y a Woytila como “conservador” no han leído los profundos estudios del polaco sobre la renovación del Concilio Vaticano II. Además ignoran que en la Iglesia la santidad no se da por indicadores de orden político sino de fidelidad al Evangelio y por los testimonios frente a las verdades que él contiene.  Esta característica une a personajes muy disímiles. Tan santo es Francisco de Asís como Don Bosco; Escrivá de Balaguer como Antonio de Padua; Teresa de Jesús como Brígida de Suecia. El asunto es si han vivido la Buena Nueva en toda  su profundidad y han asumido los riesgos que esa convicción comporta.

Ignoran además que respecto a Francisco (Bergoglio) Juan XXIII marca sus convicciones en el inicio de su vida en la Compañía y Juan Pablo II es quien lo vincula definitivamente al gran impulso pastoral y por ello marca la parte definitiva de su Misión pastoral con su creación cardenalicia en el año 2001.

Los santos son proclamados porque se asume que ellos son modelos imitables que pueden despertar en las generaciones aquella vocación que se  expresa en el “seré como tú”. Son modelos imitables o como decía la filósofa Arendt “hombres en tiempos de oscuridad” capaces de generar luz.

Una aclaración es necesaria ya que el pasado viernes se dijo de la dura condena de Francisco sobre la pederastia diciendo que antes ninguno se había ocupado en condenarla y de hacerlo públicamente. Francisco no necesita un “falso prestigio” levantado sobre el descrédito de los Papas anteriores. Muchos fueron los curas y religiosos condenados en la época de Juan Pablo y muchos más en la de Ratzinger quien asumió culpas, endureció leyes, se reunió con víctimas y solicitó repetidamente el perdón de las gentes. Parece ser que algunos han encontrado en las palabras y gestos de Francisco un camino táctico para aprestigiando al Papa de hoy desacreditar la Iglesia del ayer próximo. Francisco es el Papa síntesis de los grandes pontífices después del Concilio; solo así se entiende su actuar.

guilloescobar@yahoo.com