SAGITARIO
Huntington
Se avanza en el análisis, iniciado en “Compendio”, de El Choque de Civilizaciones y la Reconfiguración del Orden Mundial (Paidós, Buenos Aires, 1997) de Samuel Huntington; a la serie de diecisiete factores, señalados en el citado artículo, identificados por quien escribe en otras fuentes, se agrega el papel de las civilizaciones acompañadas por sus rasgos culturales propios. Así como se mostró un ejercicio práctico sobre las civilizaciones Occidental y Ortodoxa, en relación con Ucrania, se planteará el liderato en la Islámica y América Latina.
Según se aprendió con Huntington, las civilizaciones incluyen Estados centrales, v.g. las superpotencias del siglo XX, Estados miembros y pueblos vecinos; sobreviven los conceptos de grupos étnicos, comunidades religiosas, tribus, federaciones, confederaciones, repúblicas, reinos, etc., y la Nación-Estado mantiene su relieve. El rasgo distintivo de las civilizaciones (la noción mayor) es la cultura con elementos como la religión, lengua, genealogía, historia, valores, costumbres e instituciones y esta categoría es más acentuada que las diferencias ideológicas, políticas y económicas; conviene enfatizar la importancia de la religión a lo largo de todas las épocas.
Se consideran siete etapas en las civilizaciones: mezcla, gestación, expansión, conflicto, imperio universal, decadencia, invasión; la decadencia puede ser prolongada, afecta a la Occidental que es todavía la más avanzada, poderosa y podría recuperarse. Su supremacía se sustenta en la ciencia, tecnología, innovación, revolución industrial, navegación, potencial militar, violencia, reformas en distintos frentes, comercio e inversión internacionales, etc., ha impulsado la occidentalización y la modernización y la tendencia actual es rechazar lo primero y aceptar lo segundo. La clasificación de las civilizaciones actuales podría ser la siguiente: Occidental, Ortodoxa, Islámica, China, India, Japón (podría ser parte de la china) y latinoamericana (elementos europeos e indígenas) que podría considerarse independiente o “emparentada” con la Occidental.
Las civilizaciones Occidental y Ortodoxa tienen líderes claros, o sea, sus Estados centrales: EE.UU. y Rusia; tal situación no se observa en América Latina y el Islam sacudidas por crisis graves. En Latinoamérica aparecen Brasil, Argentina, México y Venezuela y, en el mundo musulmán, el liderato lo disputarían Arabia Saudí, Turquía, Irán, Pakistán, Indonesia, Egipto y el Estado Islámico; Turquía sería el candidato lógico, por su pasado, pero Mustafá Kemal Ataturk impulsó simultáneamente, en la década de los veinte, del siglo pasado, la modernización y occidentalización con lo cual redujo sus posibilidades.