Guillermo Franco Camacho | El Nuevo Siglo
Sábado, 31 de Octubre de 2015

 

“Atención se ubica en ideas del citado autor”

SAGITARIO

Voslensky

Continúa la revisión de La Nomenklatura. Los privilegiados en laURSS (Editorial Crea, Buenos Aires, 1981), de Michael Voslensky, y la atención se ubica en ideas sueltas del citado autor. La obra apareció originalmente en 1980 y, con más de una década de anticipación, se predice el cese de la Nomenklatura y, por ende, de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) por una razón sencilla: siempre han fracasado los países que buscan la hegemonía mundial; por otra parte, se sostiene, debido a la semántica, que no regía el socialismo en la URSS: el término conlleva la inexistente democracia y Mijail Gorbachov estaría de acuerdo. Voslensky utiliza consideraciones económicas y señala una doble presión fiscal a causa del “sistema del doble comando”, o sea, sostener al Partido y el Estado e insiste en los efectos nocivos, en términos de estancamiento y putrefacción, de los monopolios estatales que los haría peores respecto a los existentes en el capitalismo. Vale la pena recordar que otros autores coinciden con Voslensky en su énfasis al indicar que el comunismo falló porque el sistema económico fue incapaz de financiar al político.

No hubo “dictadura del proletariado” sino “dictadura sobre el proletariado”. La Nomenklatura se volvió parasitaria al ser mayores los recursos usufructuados que los originados de por sí y, además, ser dueña de la plusvalía y disponer de ella a su acomodo. La productividad no aumentaba a través de la ciencia, tecnología e innovación, sino mediante el incremento de la jornada laboral. El poder surge en el capitalismo al poseer los medios de producción y el orden se invierte en el socialismo y comunismo. Europa era el factor decisivo en el conflicto. Se esperaba que el socialismo surgiera en los países desarrollados, v.g. EE.UU., Gran Bretaña, Francia y Alemania, y no en los subdesarrollados como la Rusia zarista. La Nomemklatura abarcó el 1,5% de los rusos -alrededor de 750.000 habitantes- y por eso fue una elite caracterizada, además, por xenofobia y antisemitismo. Hubo clientelismo, corrupción y progreso individual por conexiones como en Colombia. Se acudió a la falsificación estadística. Los documentos zaristas de política exterior se mantuvieron en secreto al ser la expansión rusa rasgo de todos los tiempos. El componente básico del comunismo no fue el marxismo sino el nacionalismo.