GUILLERMO FRANCO CAMACHO | El Nuevo Siglo
Domingo, 14 de Septiembre de 2014

SAGITARIO

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Prosigue   el análisis sobre Mijail Gorbachov y, en primer lugar, se enuncian aspectos faltantes de la argumentación de Eric Hobsbawm en Historia del Siglo XX (Crítica, Buenos Aires, 1998); este autor estima que el líder ruso tiene el mérito máximo en el cese de la Guerra Fría por encima, por ejemplo, de Ronald Reagan, pese a su exigente acoso sobre la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS): sostiene que fue quien realmente la acabó. Hobsbawm expone los objetivos perseguidos por la clase reformista de la URSS y queda evidente la coincidencia con Gorbachov: Estado democrático, imperio de la ley, libertades civiles, eliminación del partido único, partido diferente al Estado, es decir, los dos conceptos no son sinónimos, resurgir de los soviets y economía socialista de mercado; se observa predominio de los factores políticos y jurídicos.

Considera el historiador citado que nadie tenía claridad acerca de cómo realizar la transición al nuevo régimen y, según se verá más adelante con Abel  Aganbegyan, aparentemente  no se consultó a dirigentes y economistas socialistas gobernantes en las naciones avanzadas de Europa Occidental.

Se examina, a continuación, el aporte de Ronald E. Powaski en La Guerra Fría. Estados Unidos y la Unión Soviética, 1917-1991 (Crítica, Barcelona, 2000). Identifica el modus operandi de la Guerra Fría: alianzas, ayuda a Estados clientes (otros hablan de satélites), carrera armamentista, propaganda, espionaje, asesinatos políticos (“¿selectivos?”) y lucha contra la subversión; faltaría mencionar, acorde con la experiencia colombiana, la ayuda a los movimientos revolucionarios, en particular las guerrillas.

Rusia y EE.UU. eran expansionistas, creían tener un lugar especial en la historia y el segundo se asocia al dicho “el destino manifiesto”, libre empresa, democracia y progreso tecnológico. Las relaciones políticas fueron difíciles y el presidente Wilson no reconoció el régimen comunista y coincidió con Lenin en la mutua incompatibilidad; Roosevelt entabló el nexo en 1933 y confiaba en que la URSS sería un contrapeso frente a la Alemania de Hitler. Truman hizo un esfuerzo inicial en pro de las buenas relaciones, desistió y surgió la doctrina Truman de oposición al sistema soviético manifestada, por ejemplo, en la guerra de Corea, respaldo a Taiwan, resistencia en Grecia, pactos con Japón, Australia y Nueva Zelanda, actos contra Fidel Castro e inclusive alianzas con dictaduras y el Tercer Mundo fue escenario de la rivalidad.