GUILLERMO FRANCO CAMACHO | El Nuevo Siglo
Domingo, 29 de Junio de 2014

1914

 

“Una Nueva Mirada a 1914” (El Tiempo, enero 15, 2014), de Jos Nye, plantea la inquietud, una vez cumplido el centenario, de si podría repetirse la catástrofe de la primera Guerra Mundial, de 1914 a 1918, o Gran Guerra, con sus consecuencias, por ejemplo, políticas y en vidas humanas. La respuesta es negativa, pese a que la segunda Guerra Mundial, entre 1939 y 1945, tiende a considerar razonable la zozobra; puede decirse que la historia no se repite, aunque haya similitud, v.g. en propósitos, por divergencias en tiempo, lugar, actores, ideología, instrumentos, evolución, etc. No se vio un tercer conflicto universal, causado por EE.UU. y la URSS, debido a la disuasión nuclear y que líderes, como Mijaíl Gorbachov, concluyeron que la economía soviética no podía sustentar la correspondiente política. Existe un factor adicional: hoy se cuenta con un foro de diálogo y discusión de controversias inexistente en 1914, o sea, la ONU.

Lo anterior podría conducir a considerar la posibilidad de un cambio en la primacía mundial, es decir, a que China desplace a EE.UU.; tal idea no luce irrazonable, en principio, debido al avance innegable de la potencia asiática y antecedentes históricos como Ramsés II, Ciro el Grande y Gengis Kan en que el Oriente estuvo por encima del Occidente. Sin embargo, EE.UU. enfrentó exitosamente, en el siglo XX, el desafío de Gran Bretaña, Japón, Alemania y la URSS y permanecería en primera línea, y frente a China, al mantener el liderazgo mundial en ciencia, tecnología e innovación: el presidente Obama es consciente de este requisito. Se recomienda, acerca del ascenso de EE.UU., la lectura de El Desafío Americano (Plaza & Janés, Barcelona, 1968) de Jean-Jacques Servan-Schreiber.

George Soros, el conocido financista de origen húngaro, trae algunas reflexiones mínimas sobre la gran guerra en La Economía del Mundo en Transformación (El Tiempo, enero 14, 2014) en especial respecto a la relación con el presente, por ejemplo, Japón retornó al vínculo con el Occidente (pudo citar, también, a Italia), se mantienen la jerarquía económica de EE.UU. y, por parte de Alemania, las prácticas financieras restrictivas, severas y desastrosas, al impulsar el nazismo, que caracterizaron a los franceses después de la primera Guerra Mundial en cabeza de Arístides Briand (y ¿Clemenceau?): se habla de las reparaciones y Soros culpa a Merkel.