Cumbres
Se trata de cumbres humanas: las escogidas por Simón Sebag Montefiore y otros en Titanes de la Historia. La primera es Ramsés II quien parece ser el faraón protagonista de las diez plagas de Egipto; se duda sobre su capacidad como estratega y táctico militar al leer la sección respectiva en Historia del Arte de la Guerra de Bernard Law Montgomery. En efecto: no reunió la totalidad de su ejército, desde el primer momento, para enfrentar a los hititas; pese a lo dicho, fue notable al firmar el primer tratado de paz del que se tenga noticia y, en segundo lugar, por forjar una versión errada de la batalla de Kadesh -triunfo aplastante en vez de empate- que rigió durante veinticinco siglos y contribuyó a forjar uno de los rasgos mundiales de todos los tiempos: la vigencia de los rumores falsos o chismes. Parte de sus méritos estuvo, tal vez, en reafirmar la solidez de su imperio.
Se tratan, a continuación, un par de casos en que fue preciso cambiar conceptos. Se tuvo mala opinión de Nabucodonosor a raíz del recuerdo de relatos antiguos en un curso remoto sobre historia sagrada; es cierto que maltrató al pueblo judío pero dispuso la creación de los jardines colgantes, construyó un imperio, fue modelo de los reyes guerreros, libró a su nación del yugo asirio, fue protector de los pobres y los humildes y combatió el soborno y la corrupción estatales: este es un toque modernista.
Siempre se supo que Ciro el Grande, previa superación de los roces con los medos, había construido el imperio persa calificado como el más grande conocido hasta el momento; pese a ello, se consideraba débil su logro político debido, al principio, al fracaso de sus sucesores en la invasión de Grecia con derrotas como Salamina, Platea y Maratón y el ineficaz triunfo de las Termópilas. A lo anterior se agrega la incursión posterior de Alejandro Magno en Persia (devolución de gentilezas) y la debacle resultante. Pues bien, los autores de Historia de Titanes revalúan a Ciro y, aparte de los logros bélicos, como la toma de Babilonia, Asia Menor, Siria, Palestina, la victoria sobre Creso, el monarca de las grandes riquezas, es preciso añadir un tono moderno: el reconocimiento, por la ONU, de la autoría de la primera declaración sobre derechos humanos.