2014
“Paz, desigualdad y tributos en la agenda de este año”
Se mencionan cambios graduales positivos esperados en Colombia, o sea, en la dirección correcta y sin plena culminación. Se cita, en primer lugar, la consecución de la paz con las FARC y el ELN; sin embargo, el conflicto armado continuaría contra las bacrim y guerrilleros disidentes inspirados en el narcotráfico y sus vastos recursos, a más de quienes, una vez desmovilizados, no se adapten a la vida civil y pacífica. Sería interesante calcular el nivel actual de desarrollo de Colombia de no mediar el conflicto y la violencia: uno a dos puntos porcentuales anuales perdidos de crecimiento del PIB, a interés compuesto, durante ¿medio siglo? ¿Sesenta años?
Aparece, en segundo término, el choque latente con los campesinos y los indígenas como resultado de la eficiencia mostrada en la atención del Gobierno Nacional; los enormes subsidios no deben volverse permanentes o durar lapsos prolongados. Es probable que el precio de los insumos agrícolas sea alto respecto a los vigentes en otros países, lo cual amerita gestiones correctivas, y podría ser conveniente impulsar una modificación en la estructura productiva. Una tercera línea de acción sería impulsar la distribución más equitativa del ingreso y obras como Introducción a la Política Económica (McGraw-Hill, Madrid, 1995), coordinada por Juan R. Cuadrado Roura. Pese a ello, es conducente la continuidad del actual programa colombiano con realce en la reducción de la pobreza extrema y la pobreza que ha sido criticado solo por la conveniencia de un mayor ritmo. Es deseable, en esta actividad, el fortalecimiento de la clase media y, así mismo, la progresividad en la tributación: era frecuente encontrar, en la edad antigua y media, la exención de impuestos para la nobleza. La ampliación en la cobertura de la educación no tiende a producir efectos espectaculares, lo que tal vez cambie con mayor nivel en la calidad.
Se insiste, en cuarto lugar, en la consecución de transparencia, pese a su lenta evolución. Se han impulsado temas como la modificación en la política de personal del Estado y el cabildeo. Por último, se reitera el rechazo a la vigencia y efectividad, como instrumento de agresión, de los rumores sin piso o chismes que respaldan el procedimiento de los falsos testigos y pueden desembocar en sanciones sociales injustas y permanentes a cargo de los medios de comunicación, pese a que rectifiquen.