Venezuela
Place se haya resuelto positivamente la última crisis con Venezuela, plena de acontecimientos. Los venezolanos hablaron de “puñalada por la espalda”, conspiración nacional e internacional contra el régimen, bombardeos, examen de su aporte al proceso de paz en Colombia, enfriamiento de las relaciones, incumplimiento colombiano de los acuerdos de Santa Marta y surgimiento del fascismo. Todo consecuencia de la entrevista entre Juan Manuel Santos y Henrique Capriles. Volvieron a la memoria hechos superados como los roces entre Álvaro Uribe y Hugo Chávez, la mención al Eln y las Farc como “ejércitos bolivarianos”; el alegado refugio de la guerrilla en el vecino país, los ataques de “Raúl Reyes” desde Ecuador, el despliegue de tropas ecuatorianas y venezolanas en la fronteras con Colombia, después del ataque en Sucumbíos, con las negras perspectivas de aliarse con la guerrilla, la modernización de las fuerzas armadas venezolanas, incluyendo aviones de bombardeo, la clausura de las relaciones comerciales.
Es evidente el progreso en los nexos bilaterales y es necesario continuarlo, en especial, frente a la respuesta negativa, en principio, a la siguiente pregunta: ¿se repetirán los roces? Sí, desde luego, pese a los innegables avances: los gobernantes de Venezuela y Cuba reconocen que la fuerza y la violencia han perdido vigencia como instrumentos para llegar al poder, lo expresan públicamente y apoyan las negociaciones para la paz en Colombia, nuestro país resistió el cese de los vínculos comerciales dispuesto por el presidente Chávez.
El Gobierno de Colombia debe proseguir con su estilo prudente: responder vía los conductos diplomáticos y no imitar la diplomacia del micrófono. Podrían desaparecer los vínculos bilaterales, incluyendo los comerciales. Las actuaciones de los líderes venezolanos son entendibles debido a sus dificultades domésticas y cualquiera sabe que los conflictos internos se tapan mediante pugnas externas de esencia artificial o verdadera.
Hay un aspecto en que el régimen actual de Venezuela ha sido exitoso y es el reconocimiento internacional donde no se cuestiona el reconteo no realizado de votos, pese al compromiso adquirido en tal sentido. Este hecho tal vez se explique por el cumplimiento de la profecía, de 1980, de Alberto E. Asseff en su obra Proyección Continental de la Argentina de la Geohistoria a la Geopolítica Nacional: Venezuela, Brasil y Argentina serían los ejes de América del Sur. ¿Pero qué sucede con el barco norcoreano?