Asuntos
El presidente socialista de Venezuela, Nicolás Maduro, y subalternos representativos, mostraron agresividad contra el régimen colombiano por la entrevista entre Juan Manuel Santos y Henrique Capriles. Aunque el incidente se arregló, las observaciones de Maduro inducen a la revisión del significado del fascismo porque ¡Benito Mussolini desembocó en dicha escuela, pese a sus antecedentes socialistas! Y su colíder fue Adolfo Hitler, cabeza del nacionalsocialismo.
Se escogieron tres fuentes: …Y Mussolini creó el Fascismo (Plaza & Janés, Barcelona, 1977) de Néstor Luján y Luis Bettonica; El Fascismo (Alianza Editorial, Madrid, 2001) de Stanley Payne; y La Intervención Fascista en la Guerra Civíl Española (Alianza Editorial, Madrid, 1979) de John Coverdale. Se examinaron tres textos complementarios: Mussolini sin Máscara (Ediciones SA, 1976) de Raquel Mussolini y Alberto Zarca; Vive Peligrosamente (Círculo de Lectores, Barcelona, 1971) de Otto Skorzeny; y Göring mi Marido (Luis de Caralt Editor, Barcelona, 1972) de Emmy Göring.
Ernesto Samper comentó que la entrevista con Capriles no debió celebrarse y otros analistas sostuvieron que pudo nombrarse un interlocutor distinto al Presidente de Colombia. Factores adicionales: las dificultades domésticas pueden cubrirse mediante roces internacionales. Esto lo sabe cualquier gobierno y juega el papel venezolano en las negociaciones de paz en La Habana. La obra de Luján y Bettonica explora hechos y se comparte la compasión por el final de Mussolini y la admiración por Claretta Petacci. Payne place por su precisión doctrinaria y es la fuente más útil. Coverdale enseña que la guerra civil española cautivó al siglo XX en grado similar al conflicto del Vietnam. Skorzeny libera al dictador italiano. Raquel Mussolini inspira respeto al perdonar al exguerrillero que, al identificar a su marido, propició su asesinato. Raquel y Emmy Göring prueban que aun las personalidades complejas pueden inspirar afecto.
Sentidas condolencias, a los familiares de Mario Laserna a quien tenemos en mente los graduados en la Universidad de los Andes, pese, como sucede, con quien escribe, haber alternado con él solo una vez y por lapso breve. Estaba en mi oficina, en el Centro de Estudios sobre Desarrollo Económico, la puerta se abrió, entró el doctor Laserna y propuso viajara, de inmediato, a estudiar en Berlín. No acepté porque recién había terminado el curso de Magister Artivm, en The University of Pennsylvania, y había iniciado una investigación sobre educación de proyección internacional.