Glorificación de la marihuana | El Nuevo Siglo
Jueves, 14 de Julio de 2016

EN  la segunda mitad del siglo XX la marihuana era clasificada como la yerba maldita, aquella que pervertía a la juventud. Ver un hombre mayor fumando marihuana o peor un viejo, era un caso muy raro. Los marihuaneros eran bichos raros, ocultaban su vicio. Después de la década de los sesenta y con la llegada de Woodstock, luego los conciertos rock y más adelante los hippies y un sinnúmero de “burros”, como se les decía en la costa a los aficionados a la yerba, se inició el camino a la gloria. ¿Pero qué pasó? Muchos de ellos pasaron la línea y se convirtieron en drogadictos.

Es la historia de Colombia y de muchos países del mundo. La marihuana pasó de ser un estigma en la sociedad, a la panacea terapéutica. En Colombia ya se legalizó el cultivo del cannabis para procesar productos medicinales que alivien los dolores. La marihuana es para algunos el más grande descubrimiento de la ciencia con propiedades que alivian males. ¡Qué ironía! Ya se puede cultivar bajo el amparo del gobierno para que unos cuantos teguas y laboratorios de garaje produzcan pomadas para la artritis y también para que grandes multinacionales se dediquen a comprar pacas de yerba para volverlas extracto de cannabol.

En Colombia existen unas cien mil hectáreas de cultivos ilícitos de plantas como el cannabis, la coca y la amapola. Miles y miles de muertos a causa de estos cultivos. La historia del país cambió a raíz del narcotráfico y ahora se encuentra que la marihuana, precursora de todos los adictos a estupefacientes, es la diosa para el dolor. 

Detrás de todo este absurdo existen enormes intereses económicos, es decir, producir grandes cantidades de yerba dizque con fines medicinales, pero la verdad oculta es que el mayor porcentaje, lo más seguro es que irá al mercado para ser fumada recreativamente, como se le trata de dar estatus. Es un excelente negocio, pues el índice de marihuaneros en Colombia va en crecimiento, solo es verlos abiertamente en la calle metiéndose su “bareto”.

Un pequeño pomo de crema de marihuana no vale más de diez o doce mil pesos. Pero con tanto producto medicinal de origen natural y químico, con efectividad demostrada, entonces, ¡qué necesidad hay para darle aprobación al cultivo del cannabis! Claro, una sola: producir grandes cantidades sin que nadie diga nada y con el aval del Estado para que el pueblo fume y fume más marihuana. Ya hay unos nueve departamentos que legalizaron sus cultivos de marihuana, curiosamente donde más se produce droga en el país. Definitivamente muchas cosas en el mundo están al revés. 

arangodiego@hotmail.com