¡Bienvenida Gina!
Si Bogotá de verdad tuviera Alcalde, la figura anunciada por el presidente Santos de una Alta Consejería para la Ciudad podría sonar a la creación de un Alto Peldaño Burocrático.
Pero en nuestro caso, el cargo y la persona que lo ocupará, se aprecian como una excelente vía de salvación, para una ciudad que en los últimos años ha padecido las consecuencias del desvarío electoral de las mayorías, y se ha suicidado en las urnas.
Bogotá necesita una administración decente, eficiente y efectiva, adjetivos que le han resultado esquivos a la alcaldía pasada y -como era más que previsible- a la actual.
Derrocar a Petro es algo que suena tentador en las tertulias de domingo, pero exigiría una cabeza dispuesta a liderar el tema; implicaría tiempo, costos, organización, y una mentalidad de anti-resignación que los bogotanos no tenemos suficientemente desarrollada. Así es que por ese lado, tendremos Petro para rato.
En cambio, la Alta Consejería dice que no piensa promover su remoción, pero tiene todas las de ganar: diálogo directo con un Presidente que la respaldará, y Gina Parody, designada para ejercer el cargo.
Ella -lo he dicho varias veces dentro y fuera de este Puerto- es una mujer que ha dado sostenidas e importantes muestras de claridad mental; es valiente, limpia y tiene en orden sus prioridades. Le importa la ciudad, la conoce, es trabajadora y estudiosa, y tiene algo difícil de encontrar en las figuras públicas (y también en las privadas): un mix de seguridad en ella misma, y de humildad para aprender y aprehender experiencias ajenas que hayan resultado exitosas en otras latitudes.
¿Cómo irá a ser en la minucia cotidiana la relación de ella con Petro? Gina ha sido muy políticamente correcta en sus declaraciones; pero, inteligente como es, debe saber que de su gestión se esperan resultados concretos, y que deberá remar contra esa corriente turbia y confusa que se maneja en el Palacio Liévano (Qué pena con Liévano… tan mal habitado en los últimos años...).
Gina y Bogotá se medirán mutuamente el aceite. La Alta Consejera tendrá en sus manos la mejor plataforma para ser la próxima alcaldesa de la capital. Y tengo una grata percepción: no creo que por ganar votos, Gina haga nada que lesione a Bogotá; no creo que le dé más peso a su interés particular de ser Alcalde, que al genuino bienestar de los ciudadanos, y eso es muy bueno y muy escaso.
Así es que ¡bienvenida, Gina! Le será mucho más difícil ejercer este cargo, que si ella fuera directamente la Alcalde: en vez de encontrar una casa vacía, lista para ser amoblada con honorabilidad, tendrá que lidiar con los trastes de una errática desadministración ciudadana.
Pero para eso es joven, inteligente y comprometida.
Un interesante desafío en la carrera política de la doctora Parody; un cabezazo del presidente Santos, que con esto nos da a los bogotanos una esperanza de resurrección, y le permitirá al Gobierno Nacional desactivar una bomba de tiempo, que tiene a la capital del país sumida en la catalepsia.