Gloria Arias Nieto | El Nuevo Siglo
Viernes, 27 de Mayo de 2016

PUERTO LIBERTAD

#QueRegresenYa

 

ES la madrugada del jueves, y falta muy poco para terminar esta columna. Parece raro plantearlo en el primer renglón, pero lo hago porque es posible que en el transcurso del día “y la noche que llega”, todo cambie sustancialmente.

El mundo es en sí mismo  una crónica en desarrollo, y el pasado,  el primer punto de los puntos suspensivos del tiempo.

 

Bueno. A lo que vamos:  En Colombia, tres periodistas que a estas horas deberían estar en sus casas, en pleno ejercicio de sus derechos ciudadanos, hoy -jueves am-  están en alguna condición aun innominada, que les impide comunicarse con sus familias, colegas y países.

 

Históricamente nos ha dado miedo llamar a las cosas por su nombre y con frecuencia abusamos de falsos sinónimos que sirven para dorar la píldora y confundir a la gente. En este caso, parecería que realmente  no se sabe con certeza si los periodistas están desaparecidos, retenidos o secuestrados. Y tampoco sabemos muy bien si la diferencia entre las tres condiciones, es más política, que jurídica o semántica.

 

Los primeros días esperamos ansiosamente las palabras del Presidente. Pero después de oírlo, tan dubitativo e incierto, me pregunto si el silencio no hubiera sido mejor. Puso la cara, pero la suya fue la cara de la ambigüedad.

 

La Sociedad Interamericana de Prensa, la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Reporteros sin Fronteras, congresistas y periodistas, ministros y lectores,  Gobierno y transeúntes han expresado su repudio frente a todo aquello que implique no tener garantías para expresar lo que se piensa.

 

Todos saben que un país sin libertad de prensa es un país amordazado, manipulado, un país con la democracia herida. Un país con visos de inviabilidad ética y social.

 

No comparto más del 1% de las columnas de Salud Hernández; no me gustan las cosas que plantea ni la forma como lo hace; estamos a 180 grados de distancia en nuestras posiciones sobre el proceso de paz, pero con la venia de François Marie Arouet (alias Voltaire), “no estoy de acuerdo con tus ideas, pero daría mi vida por defender tu derecho a expresarlas”. Respeto a Salud Hernández como periodista; la respeto por valiente y frentera. La respeto porque no ha sido evasiva ni sumisa. La respeto como ser humano; su vida y sus derechos son sagrados, y nada ni nadie tiene por qué atropellarlos.

 

A Diego D’ Pablos y Carlos Melo también se los tragó el Catatumbo. ¡Por Dios, señores del ELN o del grupo armado que los tenga en su anacrónico poder! Libérenlos y no se echen más sogas al cuello. No esperen condescendencia ni apoyo del pueblo. Oigan radio, vean televisión o lean el periódico o los tweets; entérense de una vez por todas: Colombia está hasta el tope de ustedes, de la presión armada y las violaciones a los derechos humanos. Hace rato ustedes perdieron el norte y la vigencia, y hoy nos une como colombianos  una voz que sin fronteras ideológicas ni políticas, exige y clama por la libertad y vida de los  periodistas #QueRegresenYa

 

ariasgloria@hotmail.com