Gloria Arias Nieto | El Nuevo Siglo
Viernes, 22 de Enero de 2016

PUERTO LIBERTAD

El gen de la resiliencia

Por Gloria Arias Nieto

BUENA parte del mundo está acuática y económicamente deshidratada. Más que la hipertensión, la obesidad o el cáncer, es la sed lo que hoy por hoy más asusta al planeta.

 

Muchos de nuestros  ríos parecen caminos de piedra; y diciembre nos sorprendió con un invierno europeo que cambió la nieve por cerezos en flor.

 

Por otro lado, las primeras planas están llenas de cifras que ilustran el descalabro del petróleo y  las bolsas de valores. La cosa pinta difícil; pero no imposible.

Colombia está sufriendo los embates de una sequía que arde la piel de la tierra, un dólar dramáticamente alto, salarios insuficientes, pérdida del valor adquisitivo y  campañas de escepticismo en spray.

 

Sin embargo, a veces tenemos reacciones inesperadamente positivas; por ejemplo este miércoles, mientras las bolsas mundiales registraron dolorosas caídas (Milán el 4.8%, Buenos Aires 4.1, Londres y París el 3.4, Madrid 3.2  y Tokio en shock), en Colombia la bolsa  subió el 0.8%. Somos vulnerados y vulnerables, pero frente al concierto internacional, las encuestas dicen que somos los más felices. Parece que en medio de todo, tenemos un adorable gen de resiliencia rondando por ahí.

 

Glóbulos de realismo mágico nos corren por las venas; en blanco y negro y en alfombra roja nos abraza la serpiente, y eso no nos da susto, sino orgullo.

 

La violencia nos ha desangrado cuerpo y alma, pero no nos damos por vencidos.

Aun cuando a muchos les alarma el costo de la paz, a otros lo que nos aterra es el costo de la guerra; el costo en la productividad social, en las emociones y en la confianza. El costo de volvernos tristes, ausentes de nosotros mismos, displicentes de la vida.

 

Quizá por eso, casi a diario, aparece algún colombiano haciendo algo bueno por los demás. Eso rescata y resucita, y cambia la  perspectiva en el disco duro del comportamiento.

 

Hace unas semanas, el General Eduardo Herrera Berbel (quien después de ser mi inolvidable director en el Cidenal 2003, fue hasta agosto pasado rector de la Universidad Militar), creó en Facebook una página que concebida por cualquier otro ciudadano habría sido meritoria, pero creada por un General de la República adquiere una dimensión aun más significativa. Se llama “Una Colombia en paz”, y cada día, desde antes del amanecer, el General empieza a subir artículos, documentos, reflexiones sobre el proceso de paz, sobre los horrores de la guerra, la urgencia del perdón y la reconstrucción. Él quiere que los colombianos estemos verazmente informados; que al criticar o respaldar, lo  hagamos con el debido conocimiento de causa, y no por fanatismo, costumbre o venganza. Es tanta y tan pertinente la información que aparece en su página, que es imposible mantenerse al margen; y la gente escribe, respalda o controvierte,  casi siempre con sentido común, inteligencia y respeto.

 

Muchas cosas tienen que habernos pasado como individuos y como Nación, como conciencia colectiva, para que un General de la República le esté dedicando 20 horas al día -sin más armas que la inteligencia y la memoria, la esperanza y la bondad- a trabajar  por la pedagogía de la paz. Chapeau.

ariasgloria@hotmail.com