“Así me gusta un lema de campaña”
PUERTO LIBERTAD
Lo que es con Bogotá…
HACE un par de días asistí al lanzamiento de campaña de un muchacho que aún cree en Bogotá. Y lo digo así, por duro que parezca, porque a estas alturas del justificado quejumbre colectivo, creer en nuestra ciudad es un acto meritorio, que exige juventud (de años y/o de espíritu), valor y mucho trabajo.
Exige creer en el futuro, en lugar de ahogarse en el escepticismo y dejarse hundir inerme y anclado a las incontables ineptitudes y fracasos de nuestras tres últimas alcaldías.
Se llama Diego Laserna, y aspira a reunir con el respaldo de su combo 2600, los veinte mil votos que necesita para llegar al Concejo de la capital. Lo avalan inteligencias del perfil de Claudia López y De Roux. Ambos valientes y desafiantes; coherentes, lógicos y pensantes.
Escogió el número 26 porque resume “todo lo que podemos ser, y todo lo que debemos evitar”. Se refiere a los 2.600 metros más cerca de las estrellas que simbolizan dónde estamos y el potencial de nuestra ciudad, y -por otro lado- la corrupción de Moreno y sus hampones, representada en los desfalcos y sobornos cometidos con las obras de la calle 26.
El lema de su campaña sintetiza lo que nos hace falta sentir en prácticamente todo lo que hacemos y omitimos, tenemos y tememos, avanzamos y retrocedemos en nuestra vida ciudadana: “Lo que es con Bogotá, es conmigo”.
Suena a frase de hermano mayor, defendiendo en el colegio al más débil, al víctima del bullying.
Y viéndolo bien, eso es lo que necesitamos: que alguien asuma esta ciudad como propia; le duelan sus inequidades, exclusiones y heridas; la defienda de los saqueadores de semáforo y de los hampones con mayúscula; de los apáticos adormecidos y de los protestones estériles.
Que pueda contrarrestar las malas administraciones y respalde las buenas (sí: ha habido buenas, y si en octubre votamos con sensatez, podremos tener un alcalde que gerencie, nos rescate y reconstruya).
Los concejales no ejecutan: proponen, respaldan y denuncian. Una tarea que no siempre es comprendida, pero son ellos quienes tienen (o deberían tener) las llaves de la censura y la denuncia, y la posibilidad de respaldar lo que valga la pena.
En medio de unos concejos históricamente bastante contaminados, sería clave tener una persona dispuesta a comprender y enmendar lo bueno, lo malo y lo feo de una Bogotá que -como dice Diego- es “el símbolo de poder encontrar empleo, armar empresa y expresarse como uno quiere”.
Así como uno sabe y siente “lo que es con mis hijos es conmigo”, y uno quisiera protegerlos con un infinito manto de amor, intentando que nada ni nadie los hiciera sufrir, así me gusta un lema de campaña que proclama “Lo que es con Bogotá, es conmigo”. Eso indica pertenencia y genera confianza.
¡Adelante, Diego! Tengo suficientes motivos para creer que serás un buen concejal, y votaré para que puedas volver a llevar a Bogotá, 2.600 metros más cerca de las estrellas. Y N mil kilómetros más lejos de esta horrible noche que terminará -¡por fin!- en 4 meses y 24 días.