GLORIA ARIAS NIETO | El Nuevo Siglo
Viernes, 28 de Marzo de 2014

La terna de uno (1)

 

Me encanta la terna de uno (1) que presentaron los Reversistas. ¡Oh! Perdón: su correcta denominación es Progresistas. Sí, me gusta porque parece una pieza del teatro del absurdo, y eso tiene una gracia inconclusa. Una terna de uno (1) es como un triángulo con un solo lado, o un círculo sin curvatura.

Y digo que es de uno (1), porque de los tres nombres presentados, todo parece indicar que solo Navarro Wolff podría ocupar durante los 55 días en vilo, la alcaldía de Bogotá. Los otros dos postulados son Alfonso Jaramillo,  y una señora Maldonado.

Resulta que el numeral 2 del Artículo 37 de la Ley 617 del 2000, dice que no se puede encargar como Alcalde a quien se haya desempeñado como secretario distrital durante el año inmediatamente anterior a la designación; y la reforma política del 2011, no es explícita en derogar las inhabilidades contempladas en esa ley del 2000.

Por otro lado, ni siquiera es claro si quienes deben presentar la terna (ojalá de tres) son los Progresistas (ya sin personería jurídica como Partido), o ese masacote llamado Alianza Verde.

Veamos:

Jaramillo fue secretario de Salud y de Gobierno, y hace apenas dos meses, renunció. Es buen escudero, sagaz para muchas cosas, y agudo para casi todas; tiene la curiosa anti-destreza de encontrarle un problema a cada solución, y es más atravesado que  espina en  garganta de soprano.

La señora Maldonado es la Secretaria de Hábitat. Como creo que le pasa a la mayoría de bogotanos, sólo conozco de ella parte de su hoja de vida. Pero sabemos que la gestión de su Secretaría ha sido bastante pobre: la construcción de vivienda de interés prioritario ha sufrido un atraso importante; el tema del “centro ampliado” es la versión urbanística del fracaso; en subsidios entregados también se rajan, y según la Veeduría, el porcentaje de cumplimiento de Hábitat, es del 28.5%.

Así las cosas, independientemente de que esté o no inhabilitada, no parecería muy emocionante que la señora Maldonado asumiera la Alcaldía de una ciudad tan castigada como Bogotá.

Por su parte, Navarro no atrae ni el 1% de mis simpatías, pero le reconozco sus cualidades: inteligencia y preparación; determinación para cambiar el rumbo; buena gestión en el sector público; y ante el choque de egos con Petro, salió rapidito del cónclave de su Alcaldía. A mi modo de ver, él sería -si la terna fuera viable- la mejor opción, y el 20 de julio empataría Alcaldía con Senado.

Mientras el Consejo Nacional Electoral emite concepto, y eventualmente se hacen otras consultas para evitar meter la pata jurídica, Rafael Pardo podría seguir en el encargo por un tiempo más prolongado. Por mí, que se quede ahí el tiempo que sea, para que alcance a trascender en la Alcaldía, algo que buena falta está haciendo: decencia y honestidad.

Ayer aprendí que el undécimo mandamiento no es como creíamos, “no estorbar”: es “no dar papaya”. Tal parece que los Reversistas… (¡Oh no! ¡otra vez me traicionó el inconsciente!) aún no lo saben, y enviaron un frutero a la mesa nacional.

ariasgloria@hotmail.com